Pedro Sánchez no piensa dimitir si el comité federal de este sábado rechaza su plan de celebrar primarias en octubre y un congreso en diciembre. El secretario general del PSOE considera que con estos planes asume su "responsabilidad política". Invita por lo tanto a sus críticos a decir "qué propuesta tienen y qué solución dan" si rechazan su calendario, y les pregunta por qué llaman "reflexión" a lo que es una "abstención".

"Cómo líder del PSOE, lo que no se puede hacer es que se me intente imponer una decisión que no comparto para administrarla", dijo ayer Sánchez, colocándose en el bando del "no" a Mariano Rajoy, e identificando a dirigentes territoriales como la andaluza Susana Díaz, el extremeño Fernández Vara o el castellano-manchego García-Page como defensores de la abstención ante el PP.

A su juicio, la abstención comporta una posición "subalterna" al PP. Pero se cuidó muy mucho de decir que Díaz, Vara o Page quieran serlo: "Digo que la abstención al PP llevaría al PSOE a esa posición y yo no la quiero".

Para Sánchez, lo que algunos de sus compañeros llaman abstención "táctica", no lo es en absoluto; "es un error, no táctico, sino de fondo". Y cree que ese debate puede marcar en uno u otro sentido el futuro del partido; tanto como lo fue la decisión de alejarse del marxismo en el congreso de Suresnes en 1974.

Gobierno alternativo

Su postura es "no" a Rajoy y "no" a unas terceras elecciones, así que solo cabe la opción de un gobierno alternativo. Con Podemos y Ciudadanos, a los que invitó de nuevo a levantar sus vetos mutuos, pero abriéndose también, como ayer hizo, a hablar con el Partit Demòcrata Català (PDC). Momento que aprovechó para preguntar a los socialistas que condenan una negociación con los independentistas "qué ofrecen para Cataluña".

También dejó muy claro que prefiere que haya unas terceras elecciones a facilitar un gobierno de Rajoy: "Unas elecciones para un país nunca son una mala solución; sí lo es, desde la izquierda, permitir un gobierno del PP".

Y lamentó que "la pluralidad de voces" que ha habido en los últimos cuatro años haya "trasladado la sensación o la certeza a la opinión pública de que no hay una autoridad, una única voz".

Las reacciones a su desafío no tardaron en producirse y constituyen el preámbulo de una batalla que se librará en el cónclave del sábado. Según la agencia "Efe", varios cargos de la ejecutiva afines al líder socialista opinan que debe dimitir si el comité federal rechaza sus planes. La militancia ha empezado a movilizarse, con manifiestos a favor y en contra del secretario general. El resultado es que seis de los siete presidentes autonómicos del PSOE, incluidos Díaz, Fernández Vara y García-Page, ya se han posicionado en contra de la propuesta de Sánchez, lo que anticipa una fuerte contestación el sábado. También lo han hecho el valenciano Ximo Puig y el asturiano Javier Fernández. Y la división en el grupo parlamentario del Congreso quedó ayer bien patente.