El Gobierno catalán prometió ayer que "culminará" el proceso para la secesión en 2017, pero se dio de margen hasta el próximo verano para concretar el formato en que los catalanes votarán sobre la independencia. El lunes, el president Puigdemont enfrió la expectativa de convocar un referéndum unilateral de independencia si el Estado se niega a acordar uno "factible", y había apostado por convocar unas elecciones "constituyentes" para septiembre de 2017.

Tras advertir la CUP que alguna vez habrá que "desobedecer firmemente" para convocar un referéndum, Puigdemont dejó ayer una ambigua puerta abierta a cualquier solución: "Estamos allí donde estábamos: yendo por el mejor camino hacia la independencia".