No hubo ni siquiera un atisbo de sorpresa. La tajante reafirmación del rechazo socialista a la investidura del líder popular, Mariano Rajoy, fue la principal conclusión de la reunión de apenas media hora mantenida ayer por la mañana en el Congreso entre el presidente en funciones desde hace más de ocho meses y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, quien calificó el encuentro de "perfectamente prescindible".

La sesión de investidura de Rajoy comenzará hoy a las cuatro de la tarde y mañana se celebrará la primera votación, en la que el líder popular, con tan solo 170 apoyos, saldrá previsiblemente derrotado. Rajoy necesitaría 176 votos, la mayoría absoluta, para ser reelegido presidente.

Sánchez reprochó a Rajoy en rueda de prensa que no le haya ofrecido nada nuevo y que la "única intencionalidad" de la reunión haya sido, a su entender, escenificar que la responsabilidad de que no salga adelante la candidatura popular "es del PSOE". Para el socialista, sin embargo, la responsabilidad es "exclusivamente" de Rajoy y lo seguirá siendo tras esta semana si fracasa.

"La responsabilidad de Rajoy es articular una mayoría suficiente para gobernar y esa responsabilidad a partir del día 2 seguirá recayendo en Rajoy y, si no es capaz de conseguirlo después del 2, será también su responsabilidad", sentenció Sánchez. Con todo, el líder socialista se mostró abierto a convocar al comité federal para una eventual revisión de la actual posición de rechazo "cuando haya hechos nuevos (no concretó cuáles) que puedan alterar la posición del PSOE". Sánchez, repetidamente interrogado al respecto, ni confirmó ni desmintió si intentará una alternativa de izquierda tras el previsible fracaso de Rajoy.

Sánchez acudió a la cita tras una reunión de la Ejecutiva federal socialista en la que se avaló el rechazo a la investidura de Rajoy. En la reunión participó el alcalde de Vigo, Abel Caballero, que aconsejó a Rajoy que "vea menos fútbol y vaya al País Vasco a buscar los votos del PNV", tras ironizar con "la nueva política que consiste en decirle a los adversarios que le voten a uno".

En la rueda de prensa, el líder socialista expresó su respeto por el pacto firmado el domingo entre PP y C's -que va en la línea de su recomendación a los populares de pactar "con las derechas"-, aunque discrepó de plano de su articulado, que calificó de "conservador y continuista". "Si queríamos más razones para votar en contra, las hemos encontrado precisamente en ese pacto", que "no rectifica elementos nucleares de las leyes de los cuatro años de mayoría absoluta" de Rajoy, dijo, tras poner de ejemplo la reforma laboral, la educativa y la constitucional.

Por su parte, Rajoy prometió que seguirá intentando convencer al PSOE de que "desbloquear no es apoyar", para que se avenga a permitir su investidura, y precisó que lo hará tanto estos días como después de que llegue a su fin la sesión de investidura que hoy comienza.

A Rajoy no le gustó que Sánchez calificara la reunión de prescindible. "El diálogo por España nunca es prescindible y, en una situación como esta, con mucha más razón (...) Se trata de formar Gobierno, y una conversación entre el primer partido y el segundo partido de España nunca es prescindible", señaló.

Un Rajoy convencido de su fracaso quiso mostrarse, con todo, dispuesto a no cejar en el empeño. Seguiré intentándolo ahora, después de la primera votación, después de la segunda", dijo el jefe del Ejecutivo en funciones, quien apostilló que seguirá buscando el apoyo del PSOE, porque es "quien tiene la llave" para desbloquear.

Rajoy habló también con Sánchez de la posibilidad de que finalmente se celebren las terceras elecciones, las que él mismo, al elegir hoy como arranque la sesión de investidura, ha situado el día de Navidad. "Le he dicho: hombre, si vamos otra vez a unas elecciones generales corremos el serio riesgo de que empiecen a tomarnos a broma, aquí nuestros compatriotas y fuera todo el mundo", dijo.