El socialista Pedro Sánchez reprochó ayer a Mariano Rajoy la fecha elegida para el debate de investidura, que, a tenor de los plazos legales, se desarrollará bajo la amenaza de celebrar las terceras elecciones el día de Navidad. "Un estadista lo que tiene que hacer es contemplar todas las opciones y si el señor Rajoy ha elegido el 30 y 31 de agosto con la consecuencia que puede tener eso, de que si no hay acuerdo se llegue a que el 25 de diciembre los españoles sean llamados a votar, lo que está demostrando es la poca talla política que tiene como presidente del Gobierno y como político", criticó ayer el líder del PSOE en Ibiza, donde pasa unos días. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, le replicó que fue imposible consensuar la fecha porque Sánchez rehusó ponerse al teléfono cuando Rajoy lo llamó para hablar de ello el miércoles pasado.

"He escuchado que (Rajoy) anda quejoso de que no le cojo el teléfono. Si me llama le atenderé y estaré dispuesto a reunirme con él", afirmaba Sánchez en relación al mismo contacto fallido al que aludía la vicepresidencia. Pero sobran las llamadas porque el líder popular "sabe cuál es la posición del PSOE".

Sánchez instó ayer al candidato a la reelección "a negociar y acordar para lograr un Gobierno conservador de corte no continuista". Reiteró la intención de su partido de votar en contra de Rajoy el 31 de agosto y el 2 de septiembre porque el PSOE "es la alternativa, no un aliado potencial" de los populares. "No seremos cómplices de la corrupción, ni de la precariedad ni del desempleo", añade. Si, pese a todo, el candidato popular sale elegido presidente del Gobierno, el líder socialista anticipa que "por coherencia" mantendrán su rechazo con el voto contra los presupuestos.