El Govern de la Generalitat respondió ayer públicamente a las presiones que viene ejerciendo sobre él desde hace días la CUP, el socio de Junts Pel Sí en la aventura soberanista, a propósito de la moción de confianza a la que se someterá el presidente Puigdemont el 28 de septiembre. La CUP, con cuyos votos fue investido el jefe del Gobierno catalán, quiere vincular su concesión de la confianza a la inclusión en la hoja de ruta independentista de la convocatoria unilateral de un referéndum de secesión.

También pretende la CUP supeditar a esta exigencia un pacto sobre los Presupuestos para 2017, los primeros "propios" de Puigdemont, que está gobernando con una prórroga de los de 2015. Precisamente, fue la CUP quien impidió en junio la aprobación de los Presupuestos, moviendo al President a convocar la moción de confianza. La Generalitat quiere, en consecuencia, vincular las nuevas cuentas a la confianza.

La consejera de la Presidencia, Neus Munté, advirtió a los anticapitalistas que no piensa "negociar" con ellos la confianza en Puigdemont, porque "la confianza no se negocia, la confianza se tiene o no se tiene. Se negocian unos Presupuestos, unas leyes, los debates de investidura, pero la confianza no se negocia", dijo.

En consecuencia, Munté aplazó hasta finales de mes o incluso hasta septiembre la reunión que debía mantener ayer con representantes de la CUP. Será entonces cuando "habrá encuentros y contactos, no sólo con la CUP, sino con el conjunto de formaciones políticas", dijo la Consejera. "Hablaremos con todos, lo haremos sin cerrar acuerdos con nadie. Hay tiempo", aseguró Munté, quien pidió a sus socios que "faciliten el trabajo del primer gobierno independentista de la historia" de Cataluña.

En declaraciones a RAC 1, Munté dijo que no le "parece de recibo" que la CUP "quiera marcar el ritmo o condicionar una cuestión de confianza" convocada por Puigdemont en junio cuando los anticapitalistas dejaron de "respetar los acuerdos firmados" en enero para investir al President.

Munté, quien admitió que sus relaciones con la CUP son "complejas" porque vienen de culturas políticas diferentes, marcó distancias también en la cuestión de los Presupuestos e insistió en seguir vinculando el apoyo a la confianza con las cuentas de 2017. "Queremos tirar de la hoja de ruta, pero necesitamos nuevos presupuestos porque con la prórroga algunos objetivos quedan tocados", afirmó.

Respecto a la piedra angular de todas estas discordias, la exigencia "cupera" de un Referéndum Unilateral de Independencia, Munté señaló que en la hoja de ruta independentista pactada al principio de esta legislatura no está incluida esa consulta, que también piden algunos sectores de Junts pel Sí. Con todo, consideró que, desligada de confianza y Presupuestos, la consulta es negociable. "La hoja de ruta no es inmutable", subrayó Munté, aunque advirtió que los cambios en la misma deben "contar con un apoyo muy amplio".