Ya lo avisó el propio candidato del PP después de vencer en las elecciones del pasado 26 de junio. Habría contactos y habría negociaciones, pero discretas. Nada que ver con las reuniones "a dos", "a tres" y "a cuatro" en las que se vio inmerso el líder del PSOE, Pedro Sánchez, la pasada legislatura para intentar formar gobierno; y eso al margen de los dictados de Pablo Iglesias imponiendo vicepresidencias y ejecutivos de poder compartido entre partidos tradicionales y emergentes.

Esas formas de hacer política nada tienen que ver con Mariano Rajoy; de hecho, lo más visible hasta ahora de su estrategia para optar a la investidura -que aún está por ver que acepte- es la presión que él o sus ejecutores, llámense Fernando Martínez-Maillo o Javier Maroto, ejercen sobre Ciudadanos para que dé el pasito que troque su anunciada abstención en un voto a favor.

Tan distintos son sus modos, que en los últimos días ha aflorado la certeza de que el PP habla, y con más de un partido -incluso con uno o dos casi enemigos-, pero sin que ningún periodista se entere hasta que la cosa es ya un hecho. Véase, si no, lo de esos 10 apoyos extra que recibieron los aspirantes a las vicepresidencias primera y tercera del Congreso, Ignacio Prendes (C's) y Rosa Romero (PP), en las votaciones del pasado martes en la sesión constitutiva de la Cámara.

El PP llama a eso "cortesía parlamentaria" y tranquiliza a C's: no, no piensa pactar con CDC ni el PNV. Naturalmente, porque tal cosa pondría en fuga a los de Albert Rivera, de quien espera esos 32 votos a favor que, una vez conseguidos y aireados, trasladarán la presión a los socialistas y les forzarán a abstenerse.

Pero C's está que bufa y amenaza con trocar a la baja su prometida abstención, es decir, con votar que no. El PP, sin embargo, no ceja: fuentes de Génova advierten que repetirán en los próximos días el mensaje de que la abstención de C's no sólo no es suficiente, sino que además supone un error y un obstáculo para que el país eche a andar.

Admiten que no hay aún negociación concreta, propiamente dicha, con C's, aunque aseguran que hay disposición total a hablar, aunque sea bajo cuerda, de todos los asuntos que quiera poner encima de la mesa el partido de Rivera y del documento que le han facilitado.

Igualmente insisten los populares en que no hay líneas rojas para ninguna fórmula de acuerdo: acuerdo de gobierno, acuerdo de investidura con compromisos puntuales en distintos asuntos... Como apunta un dirigente, "bienvenidos sean todos los contactos" o "intercambios de documentos" que acerquen a C's al "sí".

Lo que tienen claro en el PP es que no es momento ahora de buscar a los socialistas. El "no" de Sánchez ya lo tienen, así que todos los esfuerzos se pondrán en lograr el cambio de posición de C's para que diga sí y obligue entonces al PSOE a replantearse su postura. Y es que con 170 votos (PP, C's y CC) dan por hecho que el segundo partido del país no va a impedir la investidura de Rajoy.

La cuestión es si Rajoy aprovechará estos días que quedan hasta que cierre, el próximo jueves, la ronda de consultas del Rey, para buscar un mayor acercamiento de Ciudadanos, y si lo hará públicamente o preferirá optar por la discreción.