La portavoz de la CUP en el Parlament, Anna Gabriel, puntualizó ayer que la propuesta de celebrar un referéndum unilateral de independencia no es una "línea roja" ni es imprescindible para negociar el apoyo de su formación al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, en la cuestión de confianza prevista para septiembre.

El pasado jueves la propia Gabriel y su compañero diputado en el Parlament Benet Salellas se desmarcaron con una petición de reunir a todas las fuerzas independentistas para trabajar en la convocatoria de un referéndum unilateral, aduciendo que tras los resultados de las elecciones generales, no veían espacio para una consulta pactada. Ahora, Gabriel desliga completamente la hoja de ruta soberanista del trance parlamentario del próximo otoño.

En declaraciones a Catalunya Ràdio, la portavoz de la CUP explicó que su formación considera que el referéndum unilateral no es imprescindible para obtener el apoyo de su grupo en la cuestión de confianza. Sin embargo, la dirigente "cupera" recalcó que una consulta popular sería "una forma de culminar la hoja de ruta" y de "marcar el punto de unilateralidad".

Al mismo tiempo, el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, celebró que la CUP no fijara su propuesta como condición sine qua non para apoyar Puigdemont. Sabrià precisó que su partido no entendería que entre soberanistas se pusieran líneas rojas a cambio del aval parlamentario. "No tendría sentido", adujo.

Por su parte, el PSC mantendrá abierta la ponencia política de cara al congreso de los socialistas catalanes del próximo noviembre. Miquel Iceta, primer secretario del partido, negó ayer una fractura interna pero admitió discrepancias sobre una propuesta inicial que él ve como "federalista, no soberanista". "No hay riesgo de fractura en el PSC", recalcó Iceta, que añadió que será gracias al debate cuando sean capaces de "forjar un consenso".