Todos los partidos, salvo el PP, exigieron ayer la dimisión del ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, pero Mariano Rajoy le respalda, "por supuesto", y atribuye a una estratagema electoral el escándalo desatado por unas comprometedoras grabaciones, difundidas por el diario "Público" a cinco días de las elecciones, que han puesto contra las cuerdas a Jorge Fernández Díaz. En octubre de 2014, días antes de la pseudoconsulta soberanista del 9-N, el ministro fue grabado en su propio despacho oficial hablando con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña (OAC), Daniel de Alfonso, sobre cómo buscar y airear datos incriminatorios para políticos de CDC y ERC.

El titular de Interior anunció ayer que ordenó la apertura de una investigación, pero no se plantea dimitir, tal como -reconoce- le exigen "todos los partidos, desde Bildu a Ciudadanos", al considerarse "víctima de un ataque" y "una injuria y una calumnia absolutamente intolerable". En su opinión, aparte de la "evidente intencionalidad" electoral de la filtración, "a algunos les molesta que exista en Cataluña una oficina que luche contra la corrupción y que también desde Interior se luche contra la corrupción".

Jorge Fernández Díaz aseguró que las grabaciones de su conversación con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso, se filtraron "de manera bien estudiada" para "hacer daño a un partido político y a un candidato". Fernández Díaz participó anoche en un mitin en Badalona (Barcelona) ante unas doscientas personas, donde ha sido arropado por varios dirigentes del PP catalán, así como por su esposa. "Si algunos pretendían con estas operaciones mezquinas y repugnantes hacerme perder el ánimo, no lo van a conseguir. Si pretendían hacer daño políticamente, no lo van hacer", aseguró en el mitin.

Fernández Díaz considera que las grabaciones se han filtrado "de manera bien estudiada, para hacer el mayor daño posible", con una "difusión ilegal" y "clara voluntariedad de entrometerse en la campaña con malas artes y actuaciones ilegales, para hacer daño a un partido político y a un candidato". Pero el ministro lamentó que, "ante esa situación, todo el espectro político, en lugar de decir lo necesario y auténticamente ejemplar, sobre que esa actuación es reprobable y repugnante", haya pedido su dimisión.

Por su parte, De Alfonso se explicará ante el Parlament, aunque advirtió que no hay base legal para que la Cámara catalana -de la que la OAC depende- le destituya por negligencia, y avanzó que si finalmente es destituido, recurrirá ante la justicia: "No ha existido dejación de mis funciones, sino un exceso de diligencia". Es más, lo tratado con Fernández Díaz en la grabación difundida "no difiere lo más mínimo" de la mayor parte de las conversaciones de "índole similar" que ha mantenido en el ejercicio de su cargo, que ostenta desde 2011.

Apoyo de Rajoy

El presidente del Gobierno en funciones y candidato del PP, Mariano Rajoy, respondió a la casi unánime exigencia de destitución del ministro lamentando que haya quien "intente pescar en río revuelto a ver qué saca" a cuatro días de las elecciones, "gente con ganas de organizar un problema donde no existe". Y añadió: "Lo de siempre".

Según dijo ayer Fernández Díaz, Rajoy "no sabía" de sus conversaciones con De Alfonso. Pero en las grabaciones se le escucha decir: "El presidente del Gobierno lo sabe", aunque no queda claro el contexto. Y añade el ministro: "Es un hombre discreto donde los haya. Por supuesto, su mano derecha no sabe lo que hace su mano izquierda".

"Yo no sabía quién era el jefe de la Oficina Antifraude ni sabía que existía ese cargo", afirmó ayer Rajoy antes de un mitin.

En las conversaciones, De Alfonso intenta resistirse al apremio de Fernández Díaz, que al hablar de un caso que afecta al exconsejero de CDC Felip Puig, dice: "Es que son dos hermanas, dos cuñadas de Felip Puig, por un lado, y Homs, por el otro. Hombre?".

Oposición unida

La filtración de las grabaciones logró "unir" a PSOE, Podemos y Ciudadanos al pedir la dimisión del ministro y extender la responsabilidad a Rajoy. La publicación de las conversaciones provocó que los líderes de la oposición, Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias hayan exigido la dimisión del ministro del Interior en funciones. También los sindicatos de la Policía y la Guardia Civil pidieron la destitución de Fernández Díaz.

Sánchez manifestó que quiere el cese inmediato del ministro porque de lo contrario "se hará a sí mismo responsable de su conducta", en alusión a Rajoy. El caso ha llevado al líder socialista a leer una declaración institucional por la "gravedad" de las conversaciones con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña sobre cómo incriminar a políticos de CDC o ERC.

Por su parte, Pablo Iglesias manifestó que esas conversaciones tienen la "suficiente gravedad como para que haya dimisiones inmediatas". Albert Rivera afirmó que un ministro del Interior "no puede inventar pruebas ni tramas" y ha advertido de que España "no es Venezuela", aunque algunos "actúan" como si lo fuera: "Mucho hablar pero luego son igual que en Venezuela", conspirando contra la oposición.