El fiscal anticorrupción Pedro Horrach cargó ayer duramente contra el juez instructor del "caso Nóos", José Castro, al que acusó de construir un "andamiaje sobre conjeturas y sospechas de gran calado y aplauso mediático" para sentar en el banquillo a la Infanta Cristina. En su diatriba, de la que no excluyó ni a los medios ni a los magistrados de la Audiencia de Palma, Horrach se cebó también con Manos Limpias, la única acusación que pide pena de cárcel para la hermana del Rey.

En su alegato final expuso que la conducta que el sindicato atribuye a la Infanta como socia de su marido en Aizoon "no constituye infracción penal alguna", porque el principio de legalidad impide que un hecho que no es ilícito en el ámbito administrativo se convierta en delito cuando se traslada al procedimiento penal.

Horrach no ocultó su "asombro" ante el escrito de acusación de Manos Limpias contra Cristina de Borbón, al considerar que se apuntala en elementos "ornamentales". "¡Cuánta vaciedad!", exclamó, citando a Émile Zola.

Al juez Castro le reprochó que pusiera en duda la imparcialidad de Hacienda al afirmar que desconocía "por qué se deja al margen" a la Infanta y que se dejara condicionar por los medios de comunicación para imputarla.

Al tribunal de la Audiencia de Palma que resolvió las apelaciones durante la instrucción, Horrach le recriminó que creara una figura inexistente en el sistema procesal español al dejar en suspenso la imputación de doña Cristina. "La suspensión de la imputación implica de forma directa abanderar una expedición de pesca, una prospección proscrita en el derecho penal. La consecuencia es que la instrucción deja de ser investigación y se convierte en persecución", acusó.

Y concluyó: "Cristina de Borbón es infanta de España, crimen. Es licenciada en Ciencias Políticas y Trabaja en La Caixa, crimen. En los registros domiciliarios no se hallan papeles comprometedores, crimen. En una ocasión visitó la sede del Instituto Nóos para recoger a su marido, crimen. Constituyó una sociedad junto a su cónyuge, crimen. Ni un solo testigo habla en su contra, crimen. No se turba ante las preguntas del instructor, crimen. Todo crimen, siempre crimen".