El presidente de EE UU, Barack Obama, visitará España del 9 al 11 de julio para reunirse con el Rey y con el presidente del Gobierno, con quienes destacará la importancia de la cooperación bilateral en materia de seguridad y la "fuerte relación política y económica" entre los dos países, según anunció ayer la Casa Blanca. Dado que las elecciones legislativas se habrán celebrado el 26 de junio, dos semanas antes del inicio de la visita, Obama se reunirá con toda probabilidad con el jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy.

El viaje será el primero de Obama a España desde su llegada a la Casa Blanca en 2009 y también el primero de un presidente estadounidense en 15 años. La última visita oficial de un presidente estadounidense a España fue la cursada por el republicano George W. Bush en 2001, siendo presidente el popular José María Aznar.

En septiembre pasado, tras recibir en el Despacho Oval a Felipe VI, Obama afirmó que esperaba viajar a España antes de que concluyese su mandato, en enero próximo, y destacó la "gran amistad" entre los dos países.

Obama también se declaró entonces "profundamente comprometido" con mantener una relación "con una España fuerte y unida" -en alusión al desafío catalán-, y elogió la recuperación de la economía española tras la "brutal recesión", aunque matizó que queda trabajo por hacer.

El pasado abril, el ministro español de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, explicó a los periodistas en Washington que la visita de Obama se postergaría a la espera de la formación de un nuevo Gobierno. Sin embargo, ambas partes han decidido que la visita se produzca, aun habiendo todavía un Ejecutivo en funciones, para evitar que posteriores problemas de agenda la hagan finalmente imposible.

Margallo explicó ayer que la visita de Obama supone la "culminación de un proceso de normalización" de unas relaciones diplomáticas que estaban "seriamente deterioradas" cuando el PP llegó al Gobierno en 2011. Pese a estas declaraciones del actual ministro de Exteriores, se ha de recordar que tras la llegada de Obama a la Presidencia, en 2009, el entonces jefe del Ejecutivo, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, fue invitado por Obama a participar en el Desayuno Nacional de Oración en febrero de 2010.

Este acto selló el final del periodo de deterioro, iniciado cuando, en protesta por la guerra de Irak, Zapatero, entonces aún líder de la oposición, se negó a saludar a la bandera de EE UU durante un desfile militar que, con motivo del Día de la Fiesta Nacional, se celebró en Madrid el 12 de octubre de 2003.