Un total de once miembros de la Ertzaintza fueron asesinados por ETA entre los años 1990 y 2011, periodo en el que este colectivo sufrió 23 atentados directos y 1.335 acciones de violencia callejera contra ellos o sus familias, según el 'Informe sobre la injusticia padecida por el colectivo de ertzainas y sus familias a consecuencia de la amenaza de ETA (1990-2011)', encargado por el Gobierno vasco al Instituto Pedro Arrupe.

El informe, que recoge tanto un análisis cuantitativo como cualitativo a través de los testimonios de varios afectados, refleja que la amenaza de ETA se extendió sobre la totalidad del cuerpo de la Ertzaintza y que el "hostigamiento" que sufrieron sus miembros y sus familias provocó "graves impactos" laborales, sociales o de la salud.

Los principales datos del informe han sido dados a conocer en una comparecencia en Bilbao, en la que han participado el secretario de Paz y Convivencia del Gobierno vasco, Jonan Fernández, la consejera de Seguridad, Estefanía Beltrán de Heredia, el representante de la asociación de ertzainas y familiares víctimas del terrorismo ASERFAVITE Txema Lanzagorta, y uno de sus autores, José Ramón Intxaurbe.

De manera previa a su presentación, su contenido ha sido analizado en un encuentro que han mantenido los representantes del Ejecutivo autonómico, los redactores del informe y miembros de la asociación. El estudio fue encargado en la primavera de 2015 al Instituto de Derechos Humanos 'Pedro Arrupe' de la Universidad de Deusto, con el objetivo de contribuir a la "clarificación del pasado" para promover una convivencia basada en la "memoria crítica del pasado", ha explicado Jonan Fernández.

En palabras del secretario de Paz y Convivencia, la iniciativa fue encargada con los principios de "verdad", de "reconocimiento" de la "injusticia" que sufrieron los ertzainas y sus familias, y de "empatía" para "ponernos en el lugar de cada familia" que tuvo que vivir con "la amenaza de ser atacado o perder la vida violenta e injustamente".

Con estos objetivos, el informe aborda, según ha explicado José Ramón Intxaurbe, una "doble visión" y analiza datos cualitativos aportados por la Consejería de Seguridad, pero también los testimonios que han aportado varios afectados.

El informe señala que la amenaza de ETA se extendió sobre la totalidad del cuerpo de la Ertzaintza. En el periodo estudiado, la policía vasca sufrió 23 de los 27 atentados directos que se han producido en total y fallecieron once de los quince ertzainas que han sido asesinados por ETA.

El estudio refleja que, además de la "amenaza global" contra el conjunto de ertzainas, 48 personas estaban incluidas en niveles superiores de riesgo en función de la información incautada a ETA. De ellos, 12 estaban en el nivel de riesgo 1 (sometidas a un seguimiento exhaustivo y con información individualizada muy elaborada), 16 en un nivel 2 (con información individualizada semielaborada) y 20 en un nivel 3 (con confección de fichas).

Entre 1990 y 2011, los agentes y sus familias sufrieron 1.335 acciones de violencia callejera, sobre todo en periodos "especialmente duros e intensos" como el comprendido entre 1995 y 1996, 2001 y 2008. De esta cifra, 728 se sufrieron en el ejercicio de sus funciones como ertzainas y 607 fuera de esa actividad.

Asimismo, el informe recoge datos sobre las medidas que tuvieron que poner en marcha los ertzainas para incrementar su seguridad, entre los que se señala que desde 2001, año al que corresponden los primeras cifras disponibles, se contabilizaron 650 reasignaciones de números de identificación profesional y se produjeron 3.106 nuevas matriculaciones de vehículos.

Amenaza diaria

Junto al análisis cuantitativo, se ha entrevistado a quince personas (ertzainas jubilados, en activo o de baja por enfermedad, así como familiares) para recoger sus testimonios. En este apartado, el informe destaca que la "amenaza" sobre agentes de la Ertzaintza era "diaria y sostenida" y se extendía sobre sus familias.

El estudio señala que este colectivo ha sido amenazado por el hecho de "ser ertzainas", una condición "imposible de esconder" que favorecía "el hostigamiento" hacia estas personas. En este contexto, recoge la necesidad de adoptar una "disciplina de autoprotección", ya que "la mayoría no tuvo acceso" a servicios de escolta.

Entre los "elementos comunes" que se dan en las entrevistas realizadas, Itxaurbe ha explicado que se repiten "el aislamiento social y la reclusión" porque "la primera medida de protección que adoptaban era invisibilizarse para pasar desapercibidos". Esta situación "crónica", ha advertido, terminó por "pasar un peaje" de "socialización muy deficiente" de los ertzainas y sus familias, con "pérdida de arraigo" y, en muchas ocasiones, incluso la necesidad de cambiar de domicilio.

Asimismo, se ha detectado un "rigor extremo" en las medidas de autoprotección que contribuyó a "la ansiedad y el estrés" y, en consecuencia, "un deterioro de la salud" tanto en los agentes como en sus familiares.

El informe también refleja la "presión notable" sobre los familiares y, sobre todo, en "los hijos en edad de socializar y escolarizar", que provocó "un refuerzo" de las relaciones familiares o, por el contrario, "se vieron verdaderamente dañadas".

En palabras de la consejera de Seguridad, se produjo un sufrimiento "intenso y extenso" en lo personal, en lo profesional y en lo familiar, a pesar de lo cual, según ha destacado Intxaurbe, "la mayoría no renunciaron" a continuar con su labor.

Por otro lado, el autor del informe ha explicado que las personas que han participado en su elaboración han apuntado también "déficits", entre los que algunas han citado "la soledad" con la que tuvieron que afrontar esa situación.

Al respecto, Beltrán de Heredia ha apuntado que "siempre se ha prestado apoyo psicológico" y se adoptaron "medidas facilitadoras" para la autoprotección, pero si "muchas personas pudieron sentir que no eran suficientes", hay que "reflexionar" y "hacer autocrítica".

Beltrán de Heredia ha destacado que este informe contribuye a que "la sociedad vasca conozca y reconozca lo que ocurrió" con testimonios que ponen en valor "el compromiso y el sacrificio personal" de este colectivo. Asimismo, ha indicado, "reconoce que la Ertzaintza ha tenido una contribución importante a la paz y la convivencia libre, democrática, de este país", así como "la lucha que ha ejercido contra el terrorismo".

Sugerencias

El estudio concluye con una serie de sugerencias como difundir ante la opinión pública "el sufrimiento injusto padecido y la vulneración de derechos, como el derecho a la vida, a la integridad física y moral, o el derecho a la libertad de circulación o residencia".

Asimismo, subraya la necesidad de evitar la "relativización" de las agresiones y coacciones, promover el reconocimiento público de las personas estigmatizadas t recoger testimonios de estas víctimas.

Tras su presentación, el estudio se trasladará al Parlamento vasco y al instituto Gogora, de cuyo archivo pasará a formar parte, y estará disponible en las páginas webs de la Ertzaintza, de la Secretaria de Paz y Convivencia, así como de ASERFAVITE. Además, se hará llegar a los miembros de la Ertzaintza.