La CUP dio ayer pistas sobre el apoyo que le espera a los Presupuestos catalanes de este año. Los "cuperos" plantaron al vicepresidente y consejero de Economía, Oriol Junqueras, en el acto de presentación de las cuentas, y sin entrar a valorarlas, justificaron su ausencia en la intervención policial en Gràcia.

Los anticapitalistas exigieron la dimisión del director de los Mossos d'Esquadra, Albert Batlle, tras los graves disturbios registrados en ese barrio barcelonés la noche del lunes, después del desalojo de una antigua sucursal bancaria, ocupada en 2011, que funcionaba como centro social.

Para la CUP, el desalojo policial del "banco expropiado" es "una victoria de la especulación frente a proyectos de soberanía popular". Y como el partido entiende la política "como algo integrado con lo que sucede en la calle", no juzga "pertinente" valorar aún el proyecto de Presupuestos.

"Cuando hayamos tenido tiempo, ya decidiremos qué enmiendas podemos presentar", dijo la diputada Eulàlia Reguant, sin aclarar si su partido permitirá o no la tramitación de las cuentas.

Sin embargo, poniéndose la venda antes que la herida, Junqueras descartó que la prórroga de los vigentes presupuestos, en caso de que la CUP se niegue a apoyar los de 2016, conlleve necesariamente un nuevo adelanto electoral.

La CUP expresó este fin de semana su deseo de "liberarse" del acuerdo con Junts pel Sí (CDC y ERC) porque no prevé la desobediencia al Estado ni la declaración unilateral de independencia.