El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, cumplió ayer sus primeros cien días en el cargo y presentó su plan para el resto de la legislatura, que se abrió a alargar más allá de los quince meses que en teoría le restan. Además, como era la víspera de su encuentro de hoy con Mariano Rajoy en la Moncloa, aprovechó para decir que no piensa "volver de vacío" de Madrid y que del presidente del Gobierno en funciones espera, al menos, "comprensión a la demanda de Cataluña".

"Es una demanda que no la hace un partido, que no la hace una institución. Hay un movimiento ciudadano detrás muy transversal", defendió Puigdemont. Y como le consta que Rajoy es correcto y amable, confía en que de la reunión saldrán acuerdos concretos: "No quiero pensar que las demandas de los catalanes volverán de vacío".

El presidente catalán quiere abordar con el del Gobierno cuatro cuestiones: la relación de Cataluña con el resto de España, los derechos básicos de los ciudadanos, los "incumplimientos" del Estado y la judicialización de la política. Pero fuentes gubernamentales ya adelantaron ayer que Rajoy sólo está dispuesto a hablar de competencias y financiación autonómica, y siempre dentro del marco constitucional. Del proceso soberanista, nada.

En clave interna, el mandatario catalán se abrió a alargar la legislatura, fijada inicialmente en 18 meses: "No seremos esclavos del calendario", advirtió, aunque también dejó claro que no estaba pidiendo "dos años más". Es decir, un mandato casi completo.

Y es que Puigdemont presentó un plan para esta legislatura, aprobado ya en el Parlament, que prevé impulsar 45 leyes. Para lo cual dijo que son necesarios "unos presupuestos que permitan implementarlo en su totalidad". Su plan, detalló, "prioriza las políticas sociales, pese al ahogo económico y financiero y las amenazas de nuevos recortes que anuncia el Gobierno español", y hace "compatible la atención a las personas con la creación de estructuras de Estado".