El portavoz de IU-Unidad Popular en el Congreso, Alberto Garzón, ha propuesto construir un "movimiento político y social" que vaya "más allá de IU" y esté volcado en los conflictos sociales, según se recoge en la ponencia que se debatirá el primer fin de semana de junio en la XI Asamblea Federal de IU.

En el documento, que lleva por título 'Una IU para un Nuevo País. Construyendo un movimiento político y social socialista, feminista y ecologista' y que Garzón ha presentado junto a su candidatura, señala que la actual configuración y enfoque de IU tiene que adaptarse a los cambios sociales y políticos que han tenido lugar en los últimos años.

"La tarea de la nueva dirección será la de acometer profundos y ambiciosos cambios para adaptarse a las necesidades de las clases populares. Ello se traduce en constituir una organización más ágil, rápida, democrática y eficaz que trabaje para conformar un verdadero movimiento político y social que vaya más allá de IU", subraya.

En este sentido, precisa que la IU resultante de esta XI Asamblea debe ser una organización "en transición hacia un nuevo movimiento anticapitalista, ecologista y feminista que esté volcado en los conflictos sociales" y que construya una alternativa "que sustente la estrategia de una ruptura democrática y que plantee un proyecto de nuevo país".

Por el contrario, considera que plantear la recuperación electoral como un objetivo en sí mismo es "un completo error estratégico" que les puede llevar a la "frustración".

Sin embargo, hasta ahora, según admite, no han conseguido el objetivo de renunciar a ser un partido político tradicional que no haga de lo electoral su razón de ser. "Desgraciadamente ese ha sido un objetivo no cumplido. IU se ha convertido cada vez más en una maquinaria electoral que ha dedicado su actividad política y la mayoría de sus recursos y estructuras a los hitos electorales", reconoce.

En cualquier caso, señala que también hay otras formaciones con las que se han encontrado en la movilización y en las candidaturas municipalistas o en las de Unidad Popular que "también tienen mucho que decir sobre el futuro de la izquierda rupturista".

"Nuestra vocación es la de participar en el proceso constituyente de un movimiento político y social que recoja lo mejor de nuestra tradición y nuestra cultura, la experiencia acumulada y sea capaz de articular una herramienta más potente y más amplia. No obstante, no nos corresponde abrir ese proceso, al menos no en exclusiva. IU se pone a disposición para participar en él y llevarlo a buen puerto", apunta.

Por ello, apuesta por "la unidad de la izquierda en un frente electoral que pueda obtener la victoria en las urnas" pero no quieren "pactos cupulares" sino una "unidad de acción en luchas concretas".

El modelo de Estado federal que propone Garzón tiene como "bóvedas" la instauración de una República, el reconocimiento efectivo del derecho de autodeterminación, la lucha contra el patriarcado, la democracia participativa, la justicia social y el laicismo.

Además, Garzón aspira a construir "el socialismo en el siglo XXI" y señala que todas las alternativas económicas para España pasan por "diversificar la estructura productiva, redistribuir el tiempo de trabajo y hacer de los salarios el motor esencial de una demanda autocentrada". Esto implicaría, según añade, políticas de redistribución de la renta y de inversión pública.

También se muestra crítico con la Unión Europea, a la que define como "un tablero de juego que han diseñado los grandes capitales europeos para fortalecer su posición en todo el mundo" que se aleja de ser "una Europa social". "El ejemplo griego ha certificado que la Unión Europea es irreformable e incompatible con la soberanía de los pueblos y con cualquier tipo de política social transformadora", puntualiza.

Por ello, propone un programa de gobierno "que haga frente a las imposiciones autoritarias en materia económica y social que llegan desde la UE". Concretamente, plantea realizar una auditoría de la deuda y una quita.

Además, señala que, llegado el momento, hay que estar dispuestos a asumir las consecuencias que una política de soberanía económica y en favor de los intereses de las clases populares pueden acarrear "como la expulsión del país de la Unión Europea".