La primera votación de investidura de Pedro Sánchez y el tenso y bronco debate previo a su derrota en el Congreso han ensanchado la brecha entre el PP y Ciudadanos, por un lado, y el PSOE y Podemos, por el otro, hasta un punto en el que el líder de C's, Albert Rivera, considera ya "rotos todos los puentes" con Mariano Rajoy, a quien ayer acusó de negarle "la palabra".

Y en la izquierda las relaciones no son mucho mejores. La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, reclamó a Podemos que favorezca la investidura de Sánchez, aunque después matizó que ese deseo pasa por que ambos partidos formalicen una coalición de gobierno. Carmena llamó a Podemos a apoyar la investidura y apeló a conformar un Gobierno "de cambio" y "estable" con una "alianza de izquierdas".

Las palabras de Carmena generaron un sonoro debate sobre los pactos en la víspera de la segunda votación para la investidura de Sánchez, que previsiblemente no deparará sorpresas porque Podemos ya aseguró su voto negativo, al mantener el PSOE su pacto con Ciudadanos. Pese a ello, el responsable de Relaciones Internacionales de la formación que encabeza Pablo Iglesias, Pablo Bustinduy, señaló que la postura de su partido es la misma que defiende la alcaldesa de Madrid, en cuyo grupo municipal (Ahora Madrid) está integrado Podemos.

"Como ciudadana y también como alcaldesa creo que no es bueno que estemos sin Gobierno, lo peor que nos puede pasar a la ciudadanía en general es que haya que repetirlas (las elecciones). Yo desearía con todas mis fuerzas que del próximo debate saliese un acuerdo con un Gobierno fuerte de cambio", comentó la alcaldesa a preguntas de los periodistas sin precisar qué partidos formarían parte de ese cambio.

Pero de parte del círculo más afín a Pablo Iglesias sólo llegaron mensajes llamando al PSOE a una nueva negociación "a cuatro" (con IU y Compromís), tras el "no" seguro que en la votación de hoy volverán a darle al aspirante socialista, y en los que se quitaba hierro a los duros términos que el miércoles empleó el líder de Podemos para descalificarlo.

Por su parte, el presidente de Ciudadanos se mostró más pesimista que nunca. "Si el señor Rajoy le ha negado la reunión y la mano al único partido que quiere dialogar con ellos, pues se están aislando ellos solitos". Me "negó la palabra", se quejó Rivera al recordar que la semana pasada le envió una carta para pedirle una reunión y explicarle el pacto alcanzado con el PSOE, y no recibió respuesta.

El líder de C's listó los "noes" de Rajoy. Dijo "que no al Rey, también que no a Ciudadanos, que no a todo el mundo y ayer (por el miércoles) volvió a decir que no a las reformas de España".

Y prosiguió: los populares "tienen que pasar página", porque hay votantes que "no comparten el inmovilismo" del presidente en funciones y la "permisividad que ha habido con la corrupción" en los últimos años.

En un tono mucho más duro que el empleado en la tribuna de oradores, Rivera se preguntó: "¿Alguien se imagina a Rajoy impulsando una reforma de la ley de partidos para que haya primarias? Si las detesta. ¿Alguien se imagina a Rajoy suprimiendo los aforamientos si tiene a Rita Barbera en el Senado?".

"Si el PP cree que el futuro del PP pasa por Rajoy, allá ellos, pero yo creo que el futuro de España no puede depender de un candidato" al que le dio "pereza hasta decirle sí al Rey". Rajoy "firmó su propia sentencia" cuando dijo "no al Rey y pasó palabra".

Entre tanto, la secretaria general del PP, Dolores de Cospedal, anunció que Rajoy llamará a Sánchez para pedirle una reunión tras la votación de hoy. El portavoz, Antonio Hernando, garantizó que el líder socialista descolgará el teléfono, pero volverá a decir que no a la propuesta de una gran coalición con C's y el PP.

Hernando, precisamente, encabezó ayer un leve movimiento de presión sobre Podemos, aprovechando que la alcaldesa de Madrid reclamó al partido de Iglesias que apoye la investidura de Sánchez, ya que "lo peor" que les puede pasar a los españoles es que haya nuevas elecciones.

"Pablo, escucha a Carmena", dijo Hernando, antes de recordar que el PSOE apoyó a Podemos para que gobernara en ciudades como Madrid, Zaragoza, Cádiz y Santiago "a cambio de nada".

La presión quedó desactivada una vez que la regidora, vista la reacción que habían generado sus palabras, las matizó. Carmena terminó convocando a los medios y leyendo una declaración en la que aclaró que lo que ella desea es "un gobierno estable, un gobierno fuerte que tiene que tener una alianza de izquierdas".