Doña Cristina de Borbón pasará a la historia como la mujer que no sabía nada del dinero con el que se sufragaba su fastuoso tren de vida. Tenía otras ocupaciones: su familia numerosa, y menuda, y sus tareas de representación de la Familia Real, más de cien eventos al año.

La Infanta empieza fuerte su declaración: "Señoría contestaré solo a mi letrado". Tiene prisa en acabar su calvario y decide ningunear a Manos Limpias, pero Virginia López Negrete, la única que le acusa de dos delitos fiscales, lee su larga lista de preguntas letales que nunca serán contestadas, pero a las que sí respondió la principal acusada ante el juez Castro.

Hay un silencio especial en la sala de prensa y una gran expectación en el aula reconvertida en sede del juicio, mientras la acusadora solitaria dispara y aporta facturas y otros documentos como pruebas.

López Negrete se pone melodramática al hablar de la niñera de los exduques de Palma, en nómina de Aizoon. La presidenta del tribunal, Samantha Romero, le corta: por ahí no me vaya letrada, ninguna consideración de tipo personal.

Romero le vuelve a interrumpir cuando Negrete hace una pregunta sobre la reina Sofía, que la juez declara impertinente.

Pau Molins no tiene prisa en interrogar y carga contra Manos Limpias a la que acusa de formular preguntas "claramente impertinentes e inexactas"

Doña Cristina empieza a contestar las preguntas que ha preparado con sus abogados hasta la extenuación: "No tengo ningún conocimiento fiscal o contable, soy directora del área internacional de La Caixa, pero sin funciones bancarias". "Yo intentaba coordinar la agenda de la familia, cuadrar las cosas y ocuparme de nuestros hijos, así como las funciones de representación institucional, tenía entonces cuatro hijos, de entre 2 y 8 años".

La acusada narra la jornada habitual: "Desayuno en familia; luego el trabajo y luego, si había actos de la Casa Real, desplazarme de mi ciudad o del país". Unos cien actos institucionales al año, casi nada.

La principal acusada coincidió al cien por cien con la versión de su marido, Iñaki Urdangarin.

"Aizoon fue creada para canalizar los ingresos profesionales de mi marido, él me lo pidió por confianza y yo accedí. Fui a la notaría, tenía confianza en el notario y en mi marido y yo firmé", repite como si fuera su esposo declarando.

"Mi marido tomaba las decisiones en Aizoon debidamente asesorado", insiste en desvincularse de la sociedad por la que se le acusa de cooperar en dos delitos fiscales. "No teníamos prohibición de constituir sociedades y me asesoré con Carlos García Revenga (secretario de las infantas en la Casa Real) y él a su vez se asesoró".

Pau Molins, que ayer estuvo arropado por Miquel Roca i Junyent, preguntó a la exduquesa de Palma sobre su posible rol de escudo fiscal en Aizoon. "Si me lo hubiesen propuesto no hubiese aceptado nunca; todo lo que hacíamos estaba controlado", zanja la declarante.

Respecto a las juntas de accionistas de Aizoon también coincide con su esposa. "Nunca asistí a ninguna junta de Aizoon, ni para las cuentas anuales no me reunía nunca con mi marido. Las actas me las pasaban a la firma y por la confianza las firmaba".

Metidos en el asunto de las personas a las que la Infanta daba credibilidad entre 2003 y 2009, la declarante aporta una corta lista, entre las que no incluye ni a sus padres, ni a su hermana Elena.

"Confiaba en mi marido; en Carlos García Revenga; el asesor fiscal de la Casa Real, José Manuel Romero; mis compañeros de trabajo y en Miguel Tejeiro, ahora no confío en éste último". "No sabía si Aizoon tenía trabajadores", prosigue con su ignorancia. "Nunca he sabido cuáles eran los ingresos de Aizoon", insiste la infanta.

"No tenía ni firma ni poderes en Aizoon, ni podía acceder al saldo de Aizoon", apostilla para desmarcarse de la acusación de haber gestionado de facto la sociedad.

Doña Cristina admite un único fallo en su pasado, que Manos Limpias valora como un indicio en su contra. "Hubo un error al firmar el contrato de Aizoon para alquilar parte de nuestra casa como sede; yo figuré como arrendataria cuando no tenía poderes en la empresa"

"Yo no recuerdo haber utilizado esa tarjeta visa de Aizoon; no disponía de esa tarjeta, la custodiaba mi marido", corrobora la versión del principal acusado.

¿ Gastos familiares o personales cargados a Aizoon?: "No he sido consciente de esos gastos, no recibía los extractos bancarios de Aizoon. Nunca he dado instrucciones a nadie en cuanto a Aizoon. No he dado órdenes ni a Julita Cuquerella (secretaria de Urdangarin) ni a nadie". "Desconozco el tipo de contrato que se les hizo a mis empleados domésticos. La decisión la tomó mi marido y sus asesores. No se les pagaba en efectivo, rotundamente no ¿Los viajes familiares a Africa o Brasil?: "No los pagué yo".

La Infanta, nobleza obliga, se despide del tribunal al final de la sesión. En junio volverá al juicio