El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, pidió ayer por carta a Mariano Rajoy una reunión antes de la investidura de Pedro Sánchez para que pueda exponerle los contenidos de su pacto con los socialistas. Sin embargo, ese encuentro, según anunció el ministro de Justicia en funciones, Rafael Catalá, no se celebrará hasta el 7 de marzo, cuando haya pasado el "trance" de la investidura "fallida" del candidato del PSOE. Y Rajoy ya respondió anoche a la solicitud de Rivera diciéndole que él está dispuesto a reunirse, pero que le "agradecería" que no le "tomara el pelo".

El presidente del Gobierno en funciones cargó a fondo contra el acuerdo firmado el miércoles por Sánchez y Rivera. Acusó al líder del PSOE de protagonizar un "simulacro de investidura", una "pantomima" a la que llega tras una actuación propia de "una comedia de enredo" con escenas de cortejos y de celos.

"Necesitamos un gobierno, sin duda. Pero no un gobierno como sea ni un gobierno de cualquier manera, ni un gobierno a cualquier precio, y mucho menos un simulacro de investidura que no se creen ni sus firmantes", acusó. Para el jefe del Ejecutivo, el acuerdo PSOE-C's no es producto del diálogo, sino de un "proyecto de exclusión" del PP por parte de los demás partidos.

Rajoy señaló que tras tres semanas de "reuniones, fotos, declaraciones, entradas y salidas, ruedas de prensa, escenas de cortejos y de celos y todo un catálogo de situaciones propias de una comedia de enredo", Sánchez logró "reclutar a última hora un socio" que le permite presentarse ante los militantes socialistas con un pacto para someter a consulta.

Rivera reclama la adhesión, activa o pasiva, del PP al pacto con el PSOE por dos razones: porque hay "pocas excusas" para no hacerlo, "más allá de las sillas, las personas y las legítimas aspiraciones de cada uno"; y porque los votantes del PP comparten "muchas" de los contenidos recogidos en el documento, que refleja demandas que Rajoy defiende a diario "en todos los medios de comunicación".

Y citó, entre ellas, la unidad de España, la estabilidad presupuestaria, el compromiso para no subir impuestos y el mantenimiento de los acuerdos en política antiterrorista.

Y ante los epítetos que desde el miércoles le dedican los populares -"costalero" y "pichón" al servicio de Sánchez- se preguntó por qué le parece mal a Rajoy que Ciudadanos llegue a un pacto con el PSOE, cuando es "el mismo partido con el que él quiere llegar a un acuerdo".

Paralelamente a esta operación de acercamiento al PP, se desarrolló otra hacia Podemos, asumida por el líder socialista. Sánchez empezó reconociendo que espera "poco o nada" del PP, pero que confía "mucho" en que los partidos de izquierda, entre ellos Podemos, le apoyen antes de "perpetuar" en el poder a Rajoy, un comportamiento que aventuró que los votantes del partido morado considerarían "bastante incomprensible".

Pero como hizo el PP, Podemos sólo ofreció negociaciones a los socialistas después de la "investidura fallida" de su líder. Y eso exigiendo previamente "garantías" para ir a un Gobierno de coalición "con socios y no con figurantes".

Podemos dice haber detectado hasta ocho "incompatibilidades" entre el programa de legislatura presentado por PSOE y Ciudadanos y el suyo; entre ellas, que el acuerdo no incluye la derogación de la "ley mordaza" ni de la reforma laboral de 2012; que la subida del salario mínimo (1%) es "ridícula", y que las propuestas sobre sanidad "abren las puertas" al copago farmacéutico y a la privatización.

Los socialistas respondieron calificando de "mentiras" los reproches de Podemos, y sostuvieron que se derogan los tres elementos "lesivos" de la reforma laboral y todos los artículos de la "ley mordaza" recurridos ante el Tribunal Constitucional.