El exvicealcalde de Valencia Alfonso Grau, "número dos" de Rita Barberá hasta mayo de 2015, fue detenido ayer durante una operación por un supuesto delito de cohecho que también deparó el arresto del empresario Urbano Catalán, responsable de la empresa Viajes Transvía. Los dos quedaron después en libertad.

Agentes de la Guardia Civil detuvieron a Grau en Mislata (Valencia), en el domicilio de su mujer, la también exedil del PP en el Ayuntamiento de Valencia María José Alcón, una de las 24 personas detenidas a finales de enero en el marco del "caso Imelsa", por supuestas "mordidas" ilegales en la adjudicación de contratos públicos.

Grau fue trasladado después por los agentes a su domicilio, en Valencia, situado muy cerca del de Barberá. Allí, permaneció varias horas en compañía de los agentes de la policía judicial y uno de los fiscales anticorrupción. Después fue llevado a la Comandancia de la Guardia Civil de Valencia. Tras negarse a declarar ante los agentes, quedó en libertad con cargos.

Los arrestos de Grau y Catalán no fueron ordenados por ningún juez, sino que se practicaron a iniciativa policial. Pero el Tribunal Superior informó de que estaban siendo investigados por supuestas irregularidades en la adjudicación de un contrato del Ayuntamiento de Valencia.

La causa nació a finales de 2015, cuando el juzgado recibió una denuncia de la Fiscalía Anticorrupción por un delito de cohecho. Estas diligencias del Juzgado de Instrucción número 19, declaradas secretas, no guardan relación con el "caso Imelsa".

Sobre la detención de Grau, que es uno de los acusados en el juicio del "caso Nóos" y que hoy debe estar en Palma cuando se reanuden las sesiones, el responsable de Comunicación del PP, Pablo Casado, señaló que "si ha hecho algo mal, que pague por ello cuanto antes". De paso, el dirigente popular recomendó a Barberá que reflexione acerca de si aporta algo al partido, porque "hay vida fuera de la política".

Por último, el expresidente valenciano Francisco Camps se declaró "completamente harto" de las "mentiras" que se dicen sobre él, y reclamó que no se le detenga ni se le impute, sino que si alguien cree que ha hecho "algo mal" vaya "de frente" y le llame, porque se lo explicará "seguro", y que la Guardia Civil ponga fin a las filtraciones sobre su persona.