El expresidente balear Jaume Matas se está acostumbrando a que todas las culpas recaigan sobre él. Ayer, tres antiguos altos cargos de su administración volvieron a afirmar, como el martes hizo Pepote Ballester, que si Iñaki Urdangarín fue contratado por el Gobierno autonómico "fue por una decisión personal del president", tanto para desarrollar la oficina de seguimiento del equipo ciclista (con un presupuesto de 300.000 euros) como la organización de los dos foros turísticos.

Los ex altos cargos prefirieron cumplir los deseos de Matas que respetar la ley. Ahora se arrepienten, pero en su momento fueron incapaces de enfrentarse al president, aunque sabían que estaban cometiendo un delito.

Gonzalo Bernal, el primero en declarar, fue elegido por Matas para ser gerente de la fundación Illesport. Cuando aceptó el trabajo la decisión de patrocinar el equipo ciclista ya estaba tomada. Pero a él le correspondió tramitar los documentos para contratar al Instituto Nóos para que organizara la oficina de seguimiento del patrocinio. "El equipo ciclista se presentó a través de Urdangarín. Él estaba dentro del paquete del contrato. Entiendo que su figura era importante ".

Salvo Urdangarín, ningún contratista se atrevía a imponer un precio a la administración, al menos sin una negociación previa. Al marido de la Infanta no le hizo falta cumplir estos requisitos. El Govern nunca le cuestionó el precio que exigía. Se limitó a aceptarlo. Bernal, cuya confesión responde al pacto con las acusaciones, tuvo que reiterar varias veces "que la contratación de Urdangarín venía impuesta por Matas".

Su trabajo en la fundación era de gestor, sin poder de decisión. Matas usó esta empresa pública porque las normas de contratación no eran tan estrictas como en las consejerías. Y además del proyecto ciclista, Illesport también patrocinó la organización de las dos ediciones de los foros turísticos. Bernal fue el encargado de la tramitación administrativa.

"Nunca se cuestionó que se contratara a Nóos, pero es lo lógico porque detrás estaba Urdangarín". El modelo de contrato vino redactado por los directivos de Nóos. Los documentos se los entregó la secretaria del president. Bernal explicó que en la "primera edición no hubo ningún problema". Asistió Urdangarín y "se cumplieron todos los acuerdos". Se pagó el dinero acordado. Sin embargo, la siguiente edición no fue así. Nóos no cumplió el contrato, pero sí exigió cobrar hasta el último céntimo. Fue tanta la insistencia de sus directivos, que Bernal optó por no ponerse al teléfono. El instituto recurrió a Urdangarín, que teóricamente se había desvinculado de Nóos, para que llamara personalmente a Ballester y le reclamara el dinero. Antes de esta llamada Bernal ya había aconsejado al director general que se impidiera el pago porque no se habían entregado los trabajos. El consejo no fue suficiente. "Pepote me dio la orden de que pagara. Él no tenía la capacidad de tomar esta decisión. Fue Matas quien lo ordenó".

Apoyo a deportistas

Illesport no solo patrocinaba los proyectos de Urdangarín. También daba apoyo a los deportistas, pero si querían cobrar, tenían que justificar los gastos. Pero el trato que recibió Urdangarín fue otro. "Nunca se le exigió que justificara una factura. La presentaba y la cobraba". Así de fácil.

Juan Carlos Alía, exgerente de Ibatur, sigue convencido de que se limitó a cumplir las órdenes que le dieron desde Presidencia. Alía, que también ha pactado con el fiscal, fue uno de los asistentes a la reunión en Presidencia donde se acordó, con la presencia de Urdangarín, que Nóos desarrollaría la oficina de seguimiento del antiguo equipo ciclista Banesto.

Era de los pocos asistentes a la reunión "que no conocía personalmente a Matas", porque no lo había contratado él, sino el consejero. Pero fue el único que cuestionó al president cuando manifestó que no le gustaba el logotipo de los maillots. "Era tarde para cambiarlos". Como técnico turístico y no como experto en gestión administrativa, "me limité a dar la instrucción al asesor jurídico para que redactara los contratos". Alía cree que "fue un acierto que el Govern patrocinara con 18 millones el equipo ciclista" y también que después pagara los gastos de la organización de los dos congresos turísticos. "La presencia de Urdangarín contribuyó al éxito del congreso. Había sido un gran deportista y era una persona muy conocida. Su presencia era un activo importante".

El exgerente admitió que, transcurrido el tiempo, Ibatur no hubiera hecho este tipo de contrato "si Urdangarín no hubiera estado detrás de cada proyecto". Sin embargo, cree que el precio que se pagó por la organización de los congresos no era alto.

El que más muestras dio de arrepentimiento fue Miguel Ángel Bonet, antiguo asesor legal de Ibatur y el único acusado que está preso. Ayer confesó que redactó los contratos con Nóos consciente de que estaba cometiendo un delito. Y si los firmó fue "porque era una orden de Presidencia y nadie discutía una orden de Matas". Y "porque recibí el mensaje de que Urdangarín estaba detrás de estos contratos".