El expresidente catalán Jordi Pujol, de 85 años, sostuvo ayer en la Audiencia Nacional, como ya hizo ante el Parlament y una juez de Barcelona, que la fortuna familiar oculta en Andorra procede de la herencia de su padre, y, después de declarar ante el juez José de la Mata durante tres horas y media, quedó en libertad sin medidas cautelares. Su esposa, Marta Ferrusola, que también había sido citada como imputada por blanqueo, se acogió a su derecho a no declarar. Pujol admitió que la herencia se gestionó con cierto secretismo, pero cuando los fiscales le preguntaron si el dinero procedía en realidad de una donación de 200 millones de pesetas que hizo de acciones de Banca Catalana a una fundación, operación que considerada sospechosa, respondió: "Rotundamente no". Asimismo, Pujol explicó que intentó ayudar a su primogénito en un proceso de separación asumiendo la titularidad de una cuenta andorrana con dos millones que en realidad es de su hijo.