La fundadora de UPyD, Rosa Díez, y su sustituto al frente del partido, Andrés Herzog, anunciaron ayer que se dan de baja y piden disolver la organización "para evitar que se entierre o pervierta" su legado y poder alumbrar en un futuro otro proyecto político.

Rosa Díez anunció a través de su cuenta de Twitter la baja en el partido que fundó hace nueve años y la justificó "por respeto y por cariño" hacia la organización. Después, en Facebook explicó que UPyD "nunca quiso ser un fin en sí mismo", su "única razón de existir radicaba en ser un instrumento útil para los ciudadanos". Los resultados electorales del 20D que les dejaron fuera del Congreso, sumado a su "escasa representación institucional" en los municipios, impiden que sigan cumpliendo ese objetivo. Díez considera que cualquier oportunidad futura para defender sus ideas de forma efectiva exige "darle un nuevo alumbramiento tras dar un final digno" a UPyD. En esa idea coincide Andrés Herzog y ambos apuntan además que hubieran preferido que este debate sobre la disolución de UPyD se produjera en un congreso, algo que no fue posible. Herzog dimitió como portavoz de UPyD, se apuntó a la lista del paro y una gestora asumió la dirección.