Izquierda Unida intentará sortear su peor crisis con una asamblea en la que culminará el relevo generacional, de la que saldrá una nueva dirección que sería encabezada, previsiblemente, por Alberto Garzón. La asamblea se celebrará los días 20, 21 y 22 de mayo, pero se retrasará si finalmente se convocan elecciones generales anticipadas.

El órgano de dirección de IU designó además a la comisión encargada de pilotar la asamblea, una propuesta del entorno de Alberto Garzón que había despertado suspicacia de parte de la coalición, que temía que se erigiera en un "gobierno en la sombra" o una especie de "gestora". Finalmente, todos han quedado satisfechos.

Cayo Lara, coordinador federal de la coalición, fue muy crítico con Podemos durante su intervención, a la que culpó en parte de los malos resultados electorales, por su "opa hostil permanente" a la coalición. Lara también criticó a quienes, desde dentro, intentaron "desprestigiar" a la coalición. Alberto Garzón, por su parte, apostó por buscar la confluencia de los partidos de izquierda. Finalmente, ambos documentos (el del coordinador federal y el del candidato y diputado electo) fueron aprobados, aunque no por unanimidad.

Lo que quedó sobre la mesa fue cómo se organizará IU en el Congreso de los Diputados, ya que probablemente llevará a una confrontación directa con Podemos. Algunos dirigente sde IU, como Gaspar Llamazares, consideran imprescindible que los representantes de IU elegidos en las listas de confluencia con Podemos (tres diputados) se unan a los dos que se presentaron directamente con las siglas de la coalición (UP-IU), de forma que "esos cinco representantes se integren en un grupo técnico o formen un subgrupo en el grupo mixto, para tener la debida visibilidad", defendió Gaspar Llamazares. El asunto, sin embargo, quedó pendiente, ya que choca con la intención de Podemos.