El presidente en funciones de Cataluña, Artur Mas, aseguró ayer que no habrá más concesiones y que el próximo lunes firmará el decreto de convocatoria de elecciones si no hay una rectificación de la CUP, a la que culpó de cometer un "error de proporciones gigantescas" al vetar su investidura. "Por dignidad, la Presidencia de la Generalitat no debe ser una subasta de pescado", dijo.

Mas admitió ayer que fue un "error" por su parte confiar que en la CUP tendría "sentido de país". El presidente catalán en funciones confirmó que la fecha de las elecciones será "casi con toda probabilidad" el 6 de marzo, aunque habrá que esperar al lunes cuando firme "a disgusto" el decreto que le obliga la ley, dado que el domingo día 10 expira el plazo legal para la investidura.

Para Mariano Rajoy, la mejor solución a la situación en Cataluña sería que Mas abandonase sus planteamientos independentistas pero, como no lo ve posible, entiende que "no hay otra salida" que volver a celebrar elecciones.

En una carta dirigida a los partidos y entidades soberanistas, la CUP pide una nueva reunión negociadora con Junts pel Sí e insiste en la necesidad de proponer a otro candidato, que refleje el "giro de Cataluña a la izquierda". El cabeza de lista de JxSí, Raül Romeva, declaró tras una reunión de la dirección del grupo parlamentario que se hará "un último intento" para negociar con la CUP, si bien reiteró que el nombre del candidato "sigue siendo el que ha sido siempre".

El líder de ERC, Oriol Junqueras, coincidió en que deben agotarse todos los plazos y, tras señalar que no se postula como candidato, subrayó la "lealtad" de su partido con los compromisos adquiridos y con Artur Mas.

El presidente de la Generalitat aseguró que Junts pel Sí ha actuado como "un bloque sólido" y que CDC y ERC han ido "de la mano" en las negociaciones con la CUP, con la propuesta de formar un Govern con él mismo a la cabeza. Explicó que JxSí impulsó una declaración de ruptura -que se aprobó con la CUP-, y propuso una estructura de Govern con el poder de la presidencia compartido y ofreció una cuestión de confianza en 10 meses; una hoja de ruta y un proceso constituyente hacia el Estado catalán; y un plan de choque "ambicioso" aunque "dentro de las posibilidades económicas de la Generalitat".

Mas acusó a la CUP de anteponer "el espíritu revolucionario" a la independencia y remarcó que para que prospere el proceso soberanista deben estar presentes también "las clases medias y populares" y no solo las "hiperrevolucionarias".