Mariano Rajoy recibió ayer en la Moncloa a los líderes de Podemos y Ciudadanos (C's). Con el primero, que "ni por activa ni por pasiva" va a facilitar -ha dicho- un nuevo gobierno del PP, se reunió por espacio de dos horas, más del doble de lo que consumió la entrevista con el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, la víspera de Nochebuena. En consecuencia, como ningún acuerdo es posible entre PP y Podemos, en el encuentro posterior con los medios Pablo Iglesias se dedicó a meter el dedo en el ojo a Sánchez. Lo mismo que hizo unas horas después Albert Rivera, pero con otros argumentos.

Como ya se preveía, las bilaterales de Rajoy con los líderes emergentes no ayudaron a despejar ninguna de las incógnitas que han dejado los apretados resultados del 20-D. Pero sí confirmaron que el PSOE es y será el principal blanco de las críticas y los cortejos.

Rivera, por un lado, exigió otra vez a los socialistas que "muevan ficha" para permitir que comience la legislatura, es decir, que accedan a abstenerse en una eventual sesión de investidura de Rajoy. Si los 90 diputados del PSOE hacen eso, los 40 de Ciudadanos les seguirán; si no, votarán en contra del cabeza de lista del PP y -repitió- no estarán en ningún Gobierno que no lideren.

El presidente de C's no perdió la oportunidad de referirse a la "batalla interna" que vuelve a librarse estos días en el PSOE. Rivera pidió a Sánchez que "escuche" a sus barones cuando le aconsejan que no negocie con Podemos; pero no mencionó que esos mismos barones también se oponen -y con mucho más ímpetu- a que el líder socialista facilite la investidura de Rajoy, como él le exige que haga.

Sánchez también fue blanco de las críticas de Iglesias. Sánchez y Rivera, porque el secretario general de Podemos volvió a agitar el espantajo de la "gran coalición"; pero esta vez "a tres" (PP, PSOE y Ciudadanos). Y, como después haría Rivera, acusó a los socialistas de estar enfrascados en luchas intestinas y de hacer "teatro".

En suma, Iglesias volvió a exigir a Sánchez que aclare si, llegado el caso, dejará que Rajoy siga gobernando. Y le situó, junto a Rajoy y a Rivera, en "un bloque prorrestauración" por valorar, con C's y el PP , el discurso navideño del Rey, en el que -se quejó- el monarca no aludió ni a la corrupción ni a la desigualdad.

Iglesias sólo rebajó su presión sobre Sánchez cuando admitió que las medidas de corte social que propugna Podemos mandan sobre el referéndum en Cataluña.

De su lado, el PP sigue aferrado a la hipótesis de que Rajoy pueda gobernar en minoría con la abstención de C's y el PSOE, pues cree que al final Sánchez será "responsable". Prueba de ello es que ayer afirmara que no negociará con fuerzas que cuestionen la soberanía nacional, lo que, a juicio del PP, excluye a Podemos.

El vicesecretario de Organización del PP, Fernando Martínez Maillo, fue muy claro. "Lo único que pedimos al PSOE es responsabilidad, y en ese ámbito de responsabilidad que se coloque donde quiera", que "busque mecanismos" porque "existen cauces posibles". "No decimos que cerramos esa puerta", agregó. Hay "escenarios suficientes y válidos" como "para poder llegar a algún tipo de acuerdo".