El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reveló ayer que mantuvo reuniones privadas con el presidente de la Generalitat, Artur Mas, además de las conocidas en La Moncloa, que han "durado muchas horas", y ha insistido en que las negociaciones no pueden hacerse sobre la base que, en su opinión, impone Mas, de "o lo tomas o lo dejas". Tras las elecciones del domingo, y una vez que se constituyan los gobiernos central y de la Generalitat, deberá hacerse un "esfuerzo de negociación". "Habrá que hablar", señaló.

El jefe del Ejecutivo advierte del riesgo que supondría dejar "algo tan serio como la Generalitat en manos de un partido extremista", en alusión a la CUP, y añadió que le gustaría que en Cataluña "saliera un gobierno normal, de gente que sea sensata y equilibrada".

"Negociar no es imponer", añadió y dice haber tenido siempre la misma sensación con Mas, la de "es esto o nada". Y así "es muy difícil hablar".

El debate catalán es, a su juicio, un asunto "prioritario". Admite ahora que hay que cambiar el sistema de financiación autonómica y así lo promoverá en la próxima legislatura. Sobre la reforma de la Carta Magna ha oído muchas cosas, "todas distintas y la mayor parte inteligibles". "¿Qué es un Estado federal? ¿Simétrico o asimétrico?", apuntó aludiendo a las propuestas del PSOE.