El funeral por los dos policías caídos en Afganistán reunió ayer en Madrid a los líderes del PP, el PSOE, Ciudadanos (C's), Podemos y UPyD -todos, salvo el cuarto, firmantes del pacto antiyihadista-, en una emotiva ceremonia religiosa que presidieron los Reyes. Al término del oficio, el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, celebró el "ejemplo de unidad nacional" que habían dado los partidos políticos en "un día muy duro pero al mismo tiempo emocionante".

Los monarcas consolaron y dieron el pésame a los familiares de las dos víctimas, Isidro Gabino San Martín Hernández y Jorge García Tudela, nada más llegar a la plaza de las Provincias del complejo policial de Canillas. En ese espacio, habilitado para el funeral, el Rey impuso sendas Medallas de Oro al Mérito Policial a los dos fallecidos que, tras la misa, entregó a sus familias el presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy.

Entre los dirigentes políticos que acudieron al funeral, oficiado por el arzobispo castrense, Juan del Río, figuraban el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez; el de Podemos, Pablo Iglesias, acompañado por el exjefe del Estado Mayor Julio Rodríguez, candidato del partido morado; el presidente de C's, Albert Rivera, y el aspirante de UPyD a la Moncloa, Andrés Herzog.

Junto a Rajoy, el ministro del Interior y el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, representaban al Gobierno en esta ceremonia fúnebre, a la que no faltaron la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, la defensora del Pueblo, Soledad Becerril, y los presidentes autonómicos Cristina Cifuentes (Madrid) y Juan Vicente Herrera (Castilla y León).

Ocho agentes portaron a hombros cada uno de los dos féretros hasta su lugar ante el altar, donde permanecieron durante la ceremonia cubiertos por banderas de España, sobre las que reposaban las condecoraciones y las gorras policiales de las víctimas.

En la homilía, el arzobispo castrense llamó a combatir el terrorismo yihadista, que definió como "una blasfemia contra Dios y la dignidad de las personas" y "un mal diabólico", que hace daño en primer lugar "a sus propias creencias" y que siembra "la muerte indiscriminada entre los inocentes".

El mejor homenaje que puede hacerse a los policías fallecidos es que los españoles sigan unidos frente a las "múltiples caras del terrorismo internacional", reclamó Del Río, que tuvo un emocionado recuerdo para los dos agentes "vilmente asesinados", dos servidores públicos" y "hombres de bien", españoles "valientes" del Cuerpo Nacional de Policía, cuyas familias anhelaban su regreso.

Unos "héroes" que "buscaron la paz" y "encontraron la guerra", buscaron la libertad y fueron "víctimas de los tiranos", destacó el arzobispo, antes de asegurar que sus nombres quedarán "grabados en el corazón de todos los españoles de bien" y es de agradecer "el gran acto de heroísmo" que han dado sus familias . "Superhéroes", rezaba la leyenda de una de las coronas de flores que acompañaba el féretro, entre las que destacaba también una enviada por Felipe VI y la Reina Letizia.

Al término de la misa, que duró en torno a una hora y a la que asistieron numerosos policías y también guardias civiles encabezados por su director general, se celebró un acto de homenaje a los caídos, durante el que se interpretó "La muerte no es el final".

Al frente de la representación policial se encontraba el director general de la Policía, Ignacio Cosidó, que había acompañado a los cuerpos de los fallecidos en su traslado desde Kabul hasta Madrid, junto a los seis agentes que estaban de servicio en la embajada cuando se produjo el ataque, de los que se despidió visiblemente emocionado.

También asistieron representantes de EE UU y Noruega, países cuyas fuerzas ayudaron a liberar la embajada española tras el ataque de los talibanes.

Para lo que no hubo tiempo fue para instalar una capilla ardiente en el complejo de Canillas antes del funeral, ya que el avión de la Fuerza Aérea que trasladaba los cuerpos desde Kabul llegó a la base aérea madrileña de Torrejón dos horas después de lo previsto, tras lo que se practicó la autopsia a los cuerpos de los agentes.

Una vez concluido el homenaje, el cuerpo de Isidro San Martín Hernández fue trasladado a La Bañeza (León), donde nació, mientras que el del subinspector Jorge García Tudela, que era originario de Alzira (Valencia) aunque residía en Granada, aún permanecerá en Madrid unas horas.