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Elecciones Generales

Una campaña electoral emocional y decisiva hasta el último día

Los candidatos llegan a la batalla electoral explotando su perfil más íntimo y personal

Pedro Sánchez, izquierda, cocina con Osborne en TVE. // FdV

Hace dos años, Mariano Rajoy compareció ante los medios desde una habitación de la sede de su partido en la calle Génova, discurso que los periodistas siguieron a través de un plasma en otro cuarto del mismo edificio. El caso se convirtió en ejemplo de la actitud del presidente del Gobierno hacia la prensa después de que se publicasen los llamados papeles de Bárcenas, que apuntaban una financiación ilegal del PP. No quiso aceptar preguntas.

La legislatura avanzó hasta su final con los comicios generales del próximo día 20 y Rajoy sorprendió antes del inicio de la campaña con una visita a la casa del cantante Bertín Osborne emitida en prime time por TVE la noche del miércoles donde mostró su lado más personal. Jugó al futbolín, habló de su familia, exhibió las fotos de sus hijos y trató de quitarse el traje de presidente para vestirse de un ciudadano más. En algún momento de la emisión, asistieron a ese cambio de actitud ante los medios 8,7 millones de personas. El programa había entrevistado la semana anterior a su rival por el PSOE, Pedro Sánchez, que pasó por el magacín El Hormiguero, como hicieron Pablo Iglesias (Podemos), Albert Rivera (Ciudadanos) o la propia vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Hoy Rajoy acude a otra televisión.

El caso ilustra el cambio de paradigma en las campañas, que están asumiendo el lado más personal que se explota, por ejemplo, en Estados Unidos. E irá a más, según los expertos. "Vivimos en la era de la videopolítica, como decía Sartori", comenta Enrique José Varela, profesor del Máster en Dirección Pública y Liderazgo Institucional de la Universidade de Vigo.

Varela cree que la campaña no solo será "más decisiva" que en otras ocasiones, sino que marca un cambio. "Evidencia una nueva forma de hacer política, como han demostrado las Mareas, que han generado su propia forma de comunicar sin tener estructuras", explica antes de volver a la apuesta por la presencia de políticos en programas de entretenimiento para explotar su lado humano. "La videopolítica es importante, pero si solo se abunda en ella es un espectáculo pernicioso. No hay que demonizarla, pero debe añadir también información seria", explica antes de reconocer que ver en TVE a Rajoy jugando al futbolín fue "tremendo". "Ahora se pretende mostrar no solo al hombre de despacho, sino lo que cada uno hace en su vida cotidiana", declara.

Pablo Vázquez trabaja en el campo de la comunicación política y realizó una tesis específica sobre las municipales de 2011 y el uso de las historias personales de dirigentes gallegos, que mereció el premio Reed Latino. "La campaña va a tener un comportamiento mucho más emocional y con gran peso del infoentretenimiento televisivo", sostiene antes de rebajar la importancia de las redes sociales, cuyo impacto limita en Galicia.

Sánchez y su esposa

Para Vázquez, la clave de la campaña radicará precisamente en el equilibrio y en colocar los argumentos programáticos en medio del contexto personal. "[Los candidatos] deberán saber usar los argumentos sobre impuestos o modelos de servicios públicos integrándolos en su relato personal. Es el reto de sus equipos de campaña", comenta antes de señalar el momento que intensificó la apuesta por el lado humano. "Para mí no es la noche de Rajoy con Bertín Osborne, sino cuando Pedro Sánchez fue declarado candidato de su partido en un teatro de Madrid con una bandera enorme detrás y acompañado de su mujer", comenta.

Sánchez también generó un terremoto al irrumpir por vía telefónica en el programa Sálvame, dedicado al mundo rosa. Allí colocó su mensaje sobre el toro de la Vega, que luego varió, por cierto. Después llegaron los bailes de la vicepresidenta en El Hormiguero y la canción a la guitarra de Pablo Iglesias, o Albert Rivera, que también pasó por el espacio de Pablo Motos, corriendo un rally con el aventurero Jesús Calleja. Santamaría también se puso al volante con este.

Por el momento, la campaña parece centrarse en mensajes sobre estabilidad, en el caso del PP, y cambio, en el de la oposición, sin especificar las medidas concretas que implicaría cada uno, aunque el PP ya ha deslizado que bajaría los impuestos tras subir el IVA esta legislatura. Al profesor en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidade de Santiago Miguel Anxo Bastos le falta todavía el lema de Julio Anguita: programa, programa, programa. "De momento no hay propuestas. La política se ha vuelto demasiado mediática, con uno subido en un globo, otro jugando al ping pong, otro al futbolín... En eso quien más se ha expuesto ha sido Rivera, de Ciudadanos, pero de momento nadie más de su partido ha aparecido. ¿Dónde está, por ejemplo, Garicano?", reflexiona.

Los tres coinciden con la opinión generalizada entre los partidos. La campaña será decisiva. "Asistimos al nacimiento de dos partidos estatales, como son Podemos y Ciudadanos, y eso da opciones de voto nuevas", comenta Varela.

La sangría de PP y PSOE, por tanto, ya no se queda en casa o se va a opciones débiles, sino a fuerzas con implantación estatal. "Por eso, la campaña está abierta y cada partido debe articular una estrategia para cada franja del electorado", añade Varela, para el que "un 1 o un 2% puede cambiarlo todo".

El PP, de momento, parte con ventaja, según las encuestas. "Se trata del efecto vagón. El resto va detrás porque en todos los sondeos aparece como el primer partido. La inercia le beneficia y la clave es que no metan la pata. El PSOE es el que peor lo tiene estratégicamente. No se puede mover a la izquierda, porque se le fugan a Ciudadanos, y tampoco a la izquierda porque se van a Podemos", colige Bastos.

Como en una final deportiva, una de las claves radica en no cometer un gran error del que no poder recuperarse a tiempo. Los partidos lo saben, pero la oposición necesita arriesgar. "Cada vez es más importante la campaña, pero esta vez lo va a ser incluso el último día, que puede provocar que algunos se queden en casa o voten. Y un 1% puede cambiarlo todo", añade Miguel Anxo Bastos.

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