El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, almorzó ayer con la cúpula del PP y casi todos los 'barones' territoriales que participaron en Toledo en el primer gran mitin de precampaña del partido ante los comicios del 20 de diciembre, un acto con el que los 'populares' quieren dar por zanjados los encontronazos internos de esta semana.

Un poco antes, el mismo lugar acogía una foto de familia de Rajoy con la dirección del PP, todos sus ministros y los presidentes autonómicos y regionales del partido -salvo Juan Vicente Herrera y Luisa Fernanda Rudi, que han excusado su ausencia-. De hecho, tras ese posado reclamó a los suyos que salgan a la calle en esta campaña electoral a proclamar "con orgullo" que han "cumplido" y a alertar contra los que "destrozaron" España o los que no tienen "experiencia" y tienen vocación de ser "partidos bisagra".

El jefe del Ejecutivo dedicó su discurso de balance de la legislatura a presumir de gestión, apelar al orgullo del partido por todo lo hecho y a advertir de que "no se alza ningún otro proyecto alternativo" al del PP porque "no lo hay".

A su secretaria general, Dolores de Cospedal, le tocó el reto de llamar a la unidad en una semana convulsa para el PP marcada por la crisis en el País Vasco y las críticas del ministro Montoro a algunos de sus compañeros de gabinete.

Por su parte, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, se refirió a Rajoy como el mejor candidato a las elecciones del 20D, ya que a su juicio "es el mejor presidente de la España más difícil", y es el único postulante a La Moncloa "que puede decir que se dejó la vida para intentar mejorar su país olvidándose de sus intereses y de su imagen".

"Ningún candidato puede decir que logró dar la vuelta a la economía de España, ni puede decir que evitó el rescate", resalto. "Lo importante es tener un candidato que no lo tienen ni el PSOE, ni Podemos, ni Izquierda Unida ni Ciudadanos", indicó.