Yéremi Vargas desapareció sin dejar rastro el 10 de marzo de 2007, cuando tenía 7 años, en la localidad grancanaria de Vecindario. Desde entonces, los agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil han centrado sus esfuerzos en el entorno de agresores sexuales, aunque también se abrieron otras líneas de investigación relacionadas con el tráfico de órganos.

En noviembre de 2013 ya se conoció que el instituto armado investigaba a tres pederastas escoceses, dos de ellos en la cárcel en su país, por si tuvieran alguna relación con la desaparición. Los agentes se desplazaron en octubre de ese año a Escocia para tomar declaración a los tres investigados, que guardaron silencio respecto a la desaparición del niño cuando jugaba con sus primos en un solar.

Los tres se encontraban en Gran Canaria cuando ocurrió la desaparición del menor, por lo que la Guardia Civil, que manejó el móvil sexual como la hipótesis más probable, difundió la foto de dos de ellos.

Uno de los reclusos cumple cadena perpetua en una cárcel escocesa por homicidio y desaparición de una madre y agresión sexual al hijo de ésta, mientras que el otro preso también está condenado por agresiones a menores.

El tercero, en libertad, ha sido investigado en varias ocasiones por el mismo delito. Los tres estaban en marzo de 2007 en Gran Canaria y tenían relaciones de amistad y de trabajo en el barrio de Los Llanos, donde se ubicaba la vivienda familiar de Yéremi.

De hecho, los dos encarcelados tenían una empresa de limpieza en la isla de nombre Rainbow Cleaning Service SL.