La tercera jornada de campaña para las elecciones autonómicas catalanas del 27-S hizo coincidir en Lérida a los máximos responsables de PP y PSOE, Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, que enmarcaron su pelea por el voto estrictamente autonómico en el horizonte de las elecciones generales de diciembre. Tanto Rajoy como Sánchez mezclaron en sus mensajes las acusaciones y descalificaciones mutuas con las apelaciones a votar contra el presidente de la Generalitat, Artur Mas, máxima cabeza visible del independentismo.

Se da la circunstancia de que, tras los actos electorales, los líderes popular y socialista coincidieron en el andén de la estación del AVE de Lérida, antes de tomar el mismo tren, aunque en vagones diferentes, con destino a Madrid. Rajoy y Sánchez se estrecharon la mano cuando el presidente del Gobierno accedió al andén, en el que el secretario general del PSOE esperaba el tren desde hacía ya unos minutos.

En el curso de una breve conversación, el líder socialista elogió el último libro del exministro Josep Borrell, quien se encontraba junto a él. Rajoy coincidió en los elogios al volumen, escrito al alimón con Joan Llorac y que lleva por título "Las cuentas y los cuentos de la independencia".

Antes de las sonrisas y las bromas habían venido los ataques de campaña. Rajoy, que respaldaba con su presencia al cabeza de lista popular para las autonómicas, Xavier García Albiol, pidió un voto masivo a los catalanes para que triunfe la moderación y "caiga el radicalismo" que, a su entender, representan tanto Mas como Sánchez, a quien reprochó con dureza haber pactado con independentistas en Cataluña.

Respecto a Mas, a quien acusó de estar abocando a esa comunidad a "un disparate", Rajoy consideró "sorprendente" que en el siglo XXI se plantee una apuesta secesionista que, sostuvo, sólo provoca perjuicios.

Rajoy lamentó que la política de Mas de convocar tres elecciones autonómicas en cinco años y generar un debate que, proclamó, se aleja de los problemas reales sólo haya servido para dividir a la sociedad catalana, generar incertidumbre, restar fuerzas a la recuperación económica, romper la coalición con Unió y pedir a los votantes de Convergencia que apoyen una lista encabezada por "un comunista" (en alusión a Raúl Romeva) y varias personas de ERC.

En cuanto a Sánchez, Rajoy le reprochó que los socialistas hayan impedido que García Albiol repitiera como alcalde de Badalona tras las municipales de mayo, apoyando un acuerdo que aupó a la alcaldía a un independentista de la CUP, que, recordó, ha retirado del Ayuntamiento la bandera de España y el retrato del Rey.

Por su parte, Sánchez propuso a sus seguidores que en las elecciones del 27-S se "diga adiós" al "hijo político de Pujol" y el próximo 20 de diciembre -fecha que parece la más probable para las generales- "al amigo de Bárcenas", en alusión respectiva a Mas y Rajoy.

Sánchez defendió la reforma federalista de la Constitución que propugna su partido, ya que, a su entender, permitirá reconocer la "singularidad" de Cataluña, así como mejorar su financiación y la de otras comunidades que "sufren un problema de financiación para mantener sus servicios públicos", además de convertir el Senado en una cámara federal.

El líder del PSOE reclamó el voto para los candidatos del PSC porque, remachó, mientras "algunos tiene la residencia de su patria en las cuentas corrientes, el patriotismo de los socialistas está en las aulas de las escuelas y en las habitaciones de los hospitales públicos".