La tercera vía que contente a los catalanes que están a disgusto en España "la tiene que ofrecer el Gobierno español. Nosotros la escucharíamos con atención porque estamos siempre abiertos al diálogo", reta a Rajoy Carme Forcadell (Tarragona, 1956), presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC) que prepara sin descanso la Diada del próximo 11 de septiembre y la consulta del 9-N, convencida de que nada ni nadie podrá frenar ese referéndum porque su "legalidad" se sustenta en la constitucionalidad de la ley de consultas catalana. Aunque no se siente española, Forcadell huye de enfrentamientos y no le duelen prendas al decir que el pueblo español "es tan digno como el catalán" y desmentir que España robe a los catalanes. Forcadell responde por teléfono que está segura de que el 'caso Pujol' no influirá en el proceso con el que ansía conquistar la independencia de Cataluña. De lograr este objetivo, la ANC se disolverá, promete.

-¿Cómo nació Asamblea Nacional Catalana?

-Somos herederos de la Asamblea de Cataluña que se constituyó durante el franquismo, en 1971, y que ya abordaba el derecho del pueblo catalán a la autodeterminación. ANC por lo tanto no surge de la nada, sino que recupera aquel nombre y además se nutre de muchas de las personas de la Plataforma pel Dret a Decidir y de las que impulsaron las consultas populares sobre la independencia que se hicieron en 550 localidades en 2009.

-¿Qué pasó con esas consultas?

-En la mayoría de las consultas ganó el sí a la independencia, pero la verdad es que los que estaban en contra no fueron a votar.

-¿Por qué?

-Eran consultas populares y mucha gente ni se enteró de que se estaban haciendo.

-Señora Forcadell, ¿cuándo se sintió usted independentista por primera vez?

-No lo recuerdo, fue algo progresivo. No te levantas un día y decides así por así hacerte independentista. Yo fui viendo que necesitaba recursos e instrumentos de Estado para resolver los problemas de Cataluña.

-¿Creció usted en una familia independentista?

-No. Lo que sucede simplemente es que no veo otra solución que contar con un Estado propio para salir adelante porque veo que el Estado español ni nos defiende, ni nos admite como catalanes.

-¿Y en qué se siente usted diferente del resto de los españoles?

-En nada. Todos somos iguales, pero yo no me siento española. Le aseguro además que son muchos los catalanes que se sienten españoles y que también quieren la independencia. Ahora no estamos hablando de independencia, sino de democracia, del derecho que tenemos los catalanes a decidir nuestro futuro.

-¿Por qué Cataluña en su opinión no cabe en España?

-Durante toda la democracia hemos intentado llegar a acuerdos con España y no ha salido bien. En 2006 se hizo un Estatut y fue impugnado por el Tribunal Constitucional a instancias del PP y del Defensor del Pueblo. Ese acto sirvió para dejarnos claro que la opinión de los catalanes no interesa al Estado español. La sentencia del Constitucional contra el Estatut fue tremendamente humillante para Cataluña.

-¿Quién le explicó a usted por primera vez la interpretación que tiene ahora de lo ocurrido en 1714 cuando, según esa versión, Cataluña fue derrotada por la España de Felipe V?

-Supe lo que realmente pasó en 1714 cuando ya era muy mayor. Ni en la escuela ni en el instituto nos enseñaban la verdadera historia de Cataluña. Luego supe que con aquella derrota perdimos nuestras instituciones, la lengua y la cultura para entrar en una etapa de dura represión.

-¿Está de acuerdo con John Lynch cuando afirma que en la Guerra de Sucesión los catalanes no trataban de conseguir la secesión sino que luchaban por incorporar el modelo catalán en una España unida y liberada del dominio de Francia?

-No soy historiadora, pero es cierto que en aquel momento, contra lo que luchaban los catalanes era contra una monarquía absoluta.

-Cuando usted afirma que su nacionalismo no tiene nada que ver con la etnia sino con el deseo de vivir mejor en un mundo más libre y más justo, ¿quiere decir que no ve a los españoles capaces de conseguir esos objetivos o que sencillamente no los merecen?

-¡Por supuesto que los merecen! Nosotros no vamos contra nadie y menos contra el pueblo español, que es tan digno como el pueblo catalán. Lo que queremos es un Estado que sea nuestro y que defienda nuestros intereses. Queremos zafarnos ya de la sensación de que tenemos que estar en permanente lucha contra el Estado español. Cataluña es una tierra de paz y lo que defendemos no es más que un proyecto social para vivir mejor en esta tierra. Eso no lo podemos conseguir ahora mismo dentro de España.

-Entiendo entonces que tampoco se siente usted superior a los españoles, ¿no?

-¡Por favor! En absoluto. En todas las casas cuecen habas.

-¿Por qué se han radicalizado los sentimientos independentistas de tantos catalanes?

-Yo no hablaría de radicalización. Creo que la mayoría de los catalanes sienten que es la única salida que ven a sus problemas en estos momentos. En Cataluña lo estamos pasando muy mal con los recortes.

-También lo están pasando mal en el resto de España.

-En otras partes están mejor que nosotros y además es que nosotros nos sentimos víctimas de una injusticia histórica que toca a la lengua, a la cultura y a una falta de reconocimiento de nuestra forma de ser. Nos sentimos maltratados por el Estado español.

-El Estatut fue modificado por el Tribunal Constitucional, pero lo que hacen ustedes es algo así como si un equipo de fútbol dice que no acepta a un árbitro cuando le pita un penalti con el que está en desacuerdo. ¿no?

-No se puede comparar una cosa con otra. El Estatut fue votado por el pueblo catalán y un tribunal decidió que no le importaba lo que pensaba ese pueblo. Fue aprobado en el Parlament y después recortado en el Congreso, pero aún así no fue aceptado. Parece que el Estado español no acepta nada o que solo te deja participar si haces lo que ese Estado quiere.

-Y ahora Oriol Junqueras y usted dicen que las leyes de España y el TC les importan un bledo.

-Yo nunca he pronunciado la palabra bledo. Lo que nos gustaría es votar con la legalidad española, pero el Estado español no nos lo permite. Entonces apelaremos a la legalidad catalana a través de la ley de consultas. Lo que dije en alguna ocasión es que quizás nos deberíamos plantear el romper con la legalidad española.

-¿No es eso insumisión?

-Pues sí, se puede hablar de un proceso de desobediencia civil que se produce en la mayoría de los países del mundo y que aquí en España no es tampoco nuevo. ¿Acaso nos olvidamos de la insumisión al servicio militar?

-¿Qué futuro le ve a Mas?

-Depende de lo que haga con la consulta del 9 de noviembre. Si la hace, estoy segura de que podrá mantenerse hasta 2016 en la presidencia de la Generalitat. Esa consulta es un mandato democrático que llevó en su programa electoral en 2012.

-¿Y a Oriol Junqueras?

-Le veo el mismo futuro que a Mas.

-Quizás mejor, porque arrasó en las elecciones europeas, ¿no?

-Es cierto que ERC superó en votos a CiU. Quién sabe lo que pasará en 2016. A nosotros no nos gusta hacer predicciones que después se van al traste y además tampoco nos agrada hablar de políticos. Nuestra principal función es presionar a los partidos políticos para que se haga la consulta.

-¿No le parece a usted que hubiera sido más normal, y más respetuoso con las formas, que la Generalitat tratara de propiciar un acuerdo con el Gobierno de España para convocar un referéndum sobre la independencia de Cataluña en vez de lanzarse de forma unilateral a un empeño inconstitucional?

-Yo creo que la Generalitat lo ha intentado de todas las formas posibles. El Estatut ya fue un acuerdo y que quede claro que quien rompió el pacto constitucional no fue Cataluña, sino el Estado. También han ido tres diputados catalanes a Madrid para tratar de reconducir esta situación y Artur Mas lo intentó incluso en 2012, tras la primera gran manifestación a favor de la independencia, para pedir un nuevo pacto fiscal. Si Rajoy hubiese negociado ese nuevo pacto fiscal no estaríamos donde estamos ahora.

-¿Qué pretenden realmente con el referéndum o consulta del 9 de noviembre porque nadie lo ha expresado con claridad?

-Lo que quiere ANC es la independencia de Cataluña, un Estado para Cataluña y que seamos una nueva nación dentro de Europa. A ver qué pasa el día de la consulta porque si gana el Sí-Sí, Cataluña tendrá que constituirse en un Estado.

-Un referéndum tiene que surgir de un acuerdo, no de un enfrentamiento, tiene que contener una pregunta y unas reglas perfectamente claras antes de votar pero en esta consulta ni siquiera se sabe para qué sirve.

-La pregunta ya está formulada de una forma muy abierta para que puedan responder de manera clara los que quieren seguir dentro de España, los que proponen otro modelo y los que quieren la independencia. Nosotros somos antes que independentistas, demócratas y por esa razón queremos saber a través de una consulta lo que quiere la mayoría de la sociedad catalana.

-En el fondo al no dejarle ninguna salida, Mas se lo ha puesto fácil a Rajoy. ¿No cree?

-Mire, lo que creo es que la ley de consultas catalana es constitucional y que por lo tanto la consulta del 9 de noviembre es legal y está basada en nuestro derecho a la participación. Para Rajoy será ilegal, pero para nosotros es legal.

-¿Está usted de acuerdo con el alcalde de Barcelona, Xavier Trías, en que, puesto que considera legal la consulta del 9-N, si el Estado la prohíbe se arriesga a prevaricar?

-Totalmente de acuerdo. Esa ha sido una gran reflexión del alcalde de Barcelona. Le aseguro que la consulta será totalmente legal.

-¿Qué opina usted de esa tercera vía surgida del grupo denominado "Puente aéreo" que busca otro encaje de Cataluña en España?

-La tercera vía la tiene que ofrecer el Gobierno español. Nosotros la escucharíamos con atención porque estamos siempre abiertos al diálogo y a las opiniones vengan de quien vengan. Lo único que reclamamos es nuestro derecho a participar y a decidir nuestro futuro y además queremos saber cuántos somos los que pensamos así. Somos conscientes de que hay gente en Cataluña que quiere seguir formando parte de España y por eso queremos aclarar dónde está la mayoría.

-¿Habla usted de una sociedad dividida?

-En absoluto. El 80 por ciento de las personas que viven en Cataluña están a favor de la consulta, pero es que el 90 por ciento aceptaría el resultado de esa consulta. Estos datos demuestran la cohesión de este país.

-¿Ve usted algún paralelismo en el caso escocés y el catalán?

-No. En Escocia, la independencia es obra de un partido político, el Partido Nacionalista Escocés, que la llevaba en su programa electoral. En el caso catalán, la propuesta parte de la mayoría de la sociedad que ha ido arrastrando a los partidos políticos. Antes de 2012, la Generalitat era un gobierno de tinte autonomista. Después de la gran manifestación a favor de la independencia y de la negativa de Rajoy a negociar un nuevo pacto fiscal fue cuando se cambió y se convocaron unas elecciones en clave soberanista. El deseo de independencia partió por tanto de la sociedad y se sumaron a él seis partidos políticos y parte del PSC.

-El 25 de septiembre de 1932 Azaña tuvo un recibimiento triunfal en Barcelona y en su discurso dijo "ya no hay reyes que puedan declarar la guerra a Cataluña". Era el mensaje de un amigo, ¿verdad?

-Pues sí que parece el mensaje de un amigo.

-Azaña , muy decepcionado, diría en 1937 que "lo mejor de los políticos catalanes es no tratarlos" y en 1939, ya en el exilio francés, que con monarquía o república nuestro pueblo está condenado a que "la cuestión catalana perdure como un manantial de perturbaciones, de discordias apasionadas".

-¡Vaya! Menos mal que han pasado muchos años desde que se pronunciase esa frase. Ahora estamos en el siglo XXI y los conflictos se resuelven democráticamente, en las urnas. Nosotros no hablamos de conflicto ni de confrontación porque no queremos romper con España. Queremos ser amigos, vecinos y ayudar en lo que sea a los españoles. Trabajamos para que no se produzca esa ruptura porque sentimos que hemos compartido mucho con los españoles y seguiremos compartiendo pero desde nuestra propia casa.

-Señora Forcadell, ¿qué futuro político tiene la ANC?

-ANC se disolverá cuando logremos nuestro objetivo y se celebre la consulta que nos de la independencia. No queremos convertirnos en un partido político ni concurrir en unas elecciones. Nuestra función es solo la de presionar a las formaciones políticas para que se cumplan nuestros deseos.

-¿Cómo afectará al proceso soberanista la caída en desgracia de su padre espiritual Jordi Pujol?

-¿Jordi Pujol, padre espiritual del soberanismo catalán? ¡Pero si la mayor parte de su vida la ha dedicado a trabajar para tratar de encajar a Cataluña dentro de España! Jordi Pujol ha dado un paso hacia el soberanismo hace año y medio, pero no antes. Se ha pasado 23 años gobernando con pactos en Madrid. Lo que ha hecho es muy grave y ha dolido mucho a mucha gente. Creo que Pujol es ahora un lastre para CiU pero que no va a influir en el proceso soberanista que impulsa la sociedad catalana y en la que se mezclan personas de derechas, izquierdas y centro. Cuando tengamos un nuevo Estado podremos luchar contra ese tipo de personas que defraudan. Queremos un país más justo, más democrático, sin fraude y sin corrupción y para eso, lo mejor, es que se conozcan ya todos los escándalos.

-¿Sigue pensando que España les roba?

-¡En absoluto! Eso no es verdad. No tenemos nada contra España y quiero recordar que nuestro sistema fiscal se pactó tras la muerte de Franco entre representantes catalanes y del Estado español. Nuestros representantes lo hicieron muy mal y por tanto son ellos también, y no solo España, los responsables de la mala financiación que hay en Cataluña

-¿Qué puede hacer España para conseguir que los catalanes se sientan a gusto de convivir todos juntos en el mismo país?

-Ya es muy difícil, pero que nadie se alarme: vamos a seguir conviviendo porque hoy en día ya no hay fronteras y además estamos en la Unión Europea. No hay que ver este proceso como una ruptura. Solo queremos un Estado para ayudar, hasta en lo económico, a España. El problema no es con España ni con los españoles, es con el Estado español.

-¿Es consciente de que corren el riesgo de salir de Europa si logran la independencia?

-Eso ya se verá. El seguir o no seguir dentro de Europa es una decisión política que se tendrá que abordar en su momento. A todos nos conviene que Cataluña siga en la Unión Europea. Podríamos entonces también hablar de la unificación del Estado alemán, que no causó problemas a Europa porque convenía a todos, o del caso de Dinamarca y Groenlandia, territorio danés que no está en la UE porque no le viene bien para sus intereses pesqueros.

-Quizá tengamos que cambiar todos el chip, españoles y catalanes, y darnos la oportunidad de ser un gran pueblo o, ¿sigue usted creyendo que Cataluña es una colonia más que se irá como Cuba o Filipinas?

-No, estamos en el siglo XXI y no podemos comparar a Cataluña con Cuba ni Filipinas. No me siento colonia.

-¿Qué diría hoy Tarradellas de poder ver cómo se han puesto las cosas en Cataluña?

-No tengo ni idea porque además Tarradellas nunca fue santo de mi devoción.

-¿Por qué?

-No me gustaba. Le respeto porque fue el primer presidente de la Generalitat tras la muerte de Franco, pero nunca me gustó su forma de hacer política.