Fue un discurso breve pero directo. Tocó todos los palos y no se dejó nada importante en el tintero. Al menos eso es lo que opinan expertos gallegos en Ciencia Política a los que sorprendió sobre todo la llamada de Felipe VI a la renovación de las instituciones y a quien reconocieron su esfuerzo por tender la mano a las nacionalidades históricas en pleno debate sobre el desafío soberanista catalán. Su defensa de las lenguas cooficiales del Estado dio pie a que citara a Castelao y terminó su discurso dando las gracias en catalán, euskera y gallego, gestos que, según los politólogos, denotan su interés en demostrar que "no es un monarca centralista", sin dejar por ello de defender la unidad de España.

Los politólogos gallegos coinciden en que Felipe VI deja claro en su discurso que se abre una nueva etapa, marcada por la renovación de la Monarquía. Para el profesor de Ciencia Política de la Universidad de Santiago Miguel Anxo Bastos el Rey marca distancias con su padre. Cuando advierte que la Corona "debe preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente" y que un Rey "debe respetar en todo momento la independencia del Poder Judicial", Bastos cree que está lanzando "una insinuación clara, velada" a que no repetirá los errores de Don Juan Carlos.

Pero además este experto destaca la ausencia de la infanta Cristina. "Que yo sepa no la han expulsado de la Casa Real y, sin embargo, no está en las Cortes", asegura. Distinto es que no estuviese presente en el acto de proclamación su padre Don Juan Carlos. "Un Rey no puede aparecer tutelado el primer día de su reinado", apunta.

En su opinión, la clave de su discurso está en sus mensajes a una Casa Real "diferente", mientras que las llamadas a la unidad de España forman parte del "guión pactado con el Gobierno".

La profesora de Ciencia Política y de Administración de la Universidad de Santiago, Cristina Ares, concuerda en que la apelación a la unidad del territorio entra dentro "del papel" que se espera del nuevo monarca pero no por eso deja de valorar los gestos que hizo durante su discurso a la pluralidad nacional. La sorpresa estuvo, a su juicio, "en la llamada de atención a nuestros representantes para que respondan a las exigencias de los ciudadanos y den un paso más para tener una democracia más moderna y próxima al ciudadano". "No esperaba que fuera tan directo ni tan contundente", aclara. En su opinión, Felipe VI marca "un punto y aparte" y abre una nueva etapa.

La profesora de Derecho Político Elena Ramallo también puso el acento en las palabras del Rey reclamando "una revitalización de las instituciones". "En un momento de saturación y desapego con la estructura del Estado es valorable que apele a fórmulas para renovar las instituciones", aclara. En todo caso, a esta experta le parece que éste era "el discurso esperable". "Hubo un alejamiento de la Monarquía con respecto a los ciudadanos. Por eso habla de ejemplaridad de las instituciones.Busca más cercanía con los ciudadanos para legitimarse", explica.

Ramallo valora que el Rey hable de "sentirse español, sin pautas rígidas", aunque advierte que su llamamiento a la unidad de España desde la diversidad entra dentro de lo previsible en este tipo de discursos.

Para el sociólogo Fermín Bouza, Felipe VI se quedó "a medias". Ni hizo un discurso continuista ni fue completamente renovador. Está convencido de que el Rey "guarda más en la chistera" de lo que sacó en su primer mensaje como monarca. "Yo creo que está todavía abrumado por lo que le espera y no se ha atrevido a dar un paso más", asegura convencido de que impulsará una renovación en la Corona. En todo caso, renococe que el día de la proclamación tampoco era el momento para mostrarse "incisivo". "Fue un discurso más de aliño", añade.

Bouza apreció la alusión a Castelao en su discurso y que hablase de temas que preocupan a la ciudadanía como el paro. Además contrapuso el talante "serio" de Felipe VI frente al de Don Juan Carlos. "No tiene la simpatía del padre, pero tampoco la frivolidad, porque a veces se pasaba un poco", apunta.