Tras veinte años como jefe de la Secretaría del Príncipe de Asturias, el gallego Jaime Alfonsín, será promocionado a jefe de la Casa del Rey. La sombra de Felipe de Borbón desde 1995 será también la mano derecha de Felipe VI, tal como adelantó ya este diario. Relevará en el cargo a Rafael Spottorno Díaz-Caro, que llevaba al lado de don Juan Carlos desde 2011.

Abogado del Estado con un currículum de vértigo, discreto, prudente y muy profesional es el asesor de máxima confianza del nuevo Rey. En la ceremonia de proclamación del monarca, ayer en el Congreso de los Diputados, se le podía ver en un discreto segundo pleno, justo detrás de don Felipe, la reina y sus hijas. Así ha sido siempre. No hay acto, en el que Alfonsín no acompañe a don Felipe. Le lleva la agenda, le asesora en los discursos, coordina sus actos y su despacho está al lado del hasta ahora Príncipe de Asturias.

Nacido en Lugo en 1956 y veraneante habitual de Sanxenxo, Jaime Alfonsín, casado y con dos hijas, renunció a una prometedora carrera en la empresa privada para dirigir en 1995 una secretaría de nueva creación dentro de la Casa del Rey que se encargaría de lanzar la imagen del heredero de la Corona, tras regresar a Madrid después de haber completado su formación con un máster en relaciones internacionales por la Universidad de Georgetown (EEUU).

Se le señala como uno de los artífices de la hoja de ruta que Zarzuela planificó para potenciar al Príncipe cuando los problemas de saluda de don Juan Carlos empezaron a aflorar.

"Es una persona rigurosa, muy prudente y discreta. Es muy difícil que se equivoque. Es reservado y paciente", comentan en su entorno. "Su profesionalidad es increíble", remarca otra persona que le conoce.

"Es cordial y tiene sentido del humor. No le falta la retranca gallega, moderada por casi 19 años en la Zarzuela", comenta otro de sus conocidos.

La elección de Jaime Alfonsín para convertirse en la mano derecha hace veinte años del heredero vino avalada por su currículum. Su ascenso ahora a jefe de la Casa del Rey se justifica por su "buen hacer" hasta ahora y por "la total y absoluta confianza" que Felipe VI tiene en Jaime Alfonsín. Se llevan doce años de diferencia y la conexión entre ellos es total, cuentan quienes les han visto juntos.

Jaime Alfonsín, con 39 años, estaba trabajando en el despacho Uría&Menéndez en 1995 cuando Zarzuela llamó a su puerta para ofrecerle un trabajo discreto, en la sombra, pero clave para la institución de la Monarquía: guiar los pasos del futuro rey hacia el trono. Su nombre fue propuesto por Aurelio Ménendez, socio en el despacho de abogados en que trabajaba Alfonsín y en el pasado preceptor del príncipe de Asturias.

Su pasado profesonal justificó el nombramiento. Jaime Alfonsín se licenció en Derecho por la Universidad de Madrid con el premio extraordinario de promoción y en 1980 ingresó en el cuerpo de Abogados del Estado. En una trayectoria profesional que compaginó con la docencia en Icade y la Universidad Autónoma de Madrid, Alfonsín salta al sector privado con la asesoría jurídica de Barclays Bank y estuvo entre 1992 y 1995 ejerciendo en el despacho Uría&Menéndez. Su "sólida preparación en asuntos de Estado y de la Unión Europea" fue clave para elegirle como hombre de confianza del futuro monarca, según cuentan conocedores de aquella decisión.

Jaime Alfonsín ocupará el puesto que hasta ahora ocupaba Rafael Spottorno, pero con don Juan Carlos hubo otros jefes de Casa Real. El primero fue Nicolás Cotoner y Cotoner, marqués de Mondajar, desde 1975 y hasta 1990. Fue reemplazado por el más conocido, Sabino Fernández Campo, que estuvo en el cargo solo tres años, pero había sido entre 1977 y 1990 secretario general de la Casa del Rey. En 1993 le llegó el turno a José Fernando de Almansa Moreno-Barreda, que en 2002 fue sustituido por Alberto Aza. Nueve años después recogía el testigo Rafael Spottorno.

Junto a Jaime Alfonsín trabaja el general Emilio Tomé, que fue profesor del príncipe en la academia de Zaragoza y, posteriormente, su primer ayudante militar. Con la llegada de la princesa Letizia, el equipo de don Felipe se amplió con José Zuleta, militar y además aristócrata, procedente del equipo de protocolo de la Zarzuela. El duque de Abrantes y marqués del Duero es la sombra de la nueva reina. Todos están pendientes ahora de su futuro y orgullosos de haber compartido el camino de don Felipe hasta el trono.