El Pleno del Senado culminó ayer la tramitación parlamentaria de la ley orgánica que regula la abdicación de Juan Carlos I aprobando por una muy amplia mayoría este texto que hoy, miércoles, será sancionado por el Rey en un acto solemne previo a la proclamación el jueves de Felipe VI como nuevo monarca.

El Gobierno rechazó defender el proyecto que fue aprobado por el 90,3 por ciento de los senadores presentes, una mayoría más abrumadora aún que la del Congreso, donde el 86% respaldó la norma. De los 258 que ocuparon sus escaños, 233 votaron a favor (PP, PSOE, PSC, UPN y Foro Asturias), 5 en contra (IU, ERC e ICV) y 20 se abstuvieron (CiU, PNV y CC).

El Senado rechazó previamente los tres vetos de IU, ERC e ICV y todo ello dejó despejado el camino para que se cumpla la agenda prevista para la abdicación de Juan Carlos I y la proclamación de Felipe VI, mañana, jueves. A la histórica sesión parlamentaria sólo acudieron los ministros de Justicia, Empleo, Sanidad y Educación, una representación tachada de insuficiente por la mayoría de la oposición y que llevó a algunos de sus portavoces, como el socialista, a afear tanto la ausencia del presidente Mariano Rajoy como que no hubiera intervenido ningún miembro del Gobierno.

El senador José Manuel Barreiro refrendó el compromiso del PP con el pacto constitucional y con la monarquía parlamentaria y defendió la validez democrática del proceso de sucesión establecido en la Constitución y la "legítima" abdicación de Juan Carlos I. Barreiro subrayó que no está en juego el modelo de Estado, sino que se trata de hacer efectivo el derecho individual y "legítimo" del Rey a abdicar, al tiempo que elogió la labor del soberano y la preparación de su sucesor.

El socialista Marcelino Iglesias subrayó la normalidad de la abdicación y dijo que es la primera vez que se produce una renuncia real "acorde con el sentido profundo de la soberanía popular, en la que un rey pide y obtiene el consentimiento del pueblo para retirarse". "La ley se cambia desde la ley", dijo para reclamar a continuación una reforma de la Constitución con el fin de "revigorizarla". Una idea en la que incidió el portavoz de la Entesa, el expresidente catalán José Montilla, quien consideró que la sucesión es una oportunidad para abordar una reforma de la Carta Magna que estima urgente para superar sus desajustes.

Entre los que se abstuvieron, el portavoz de CiU, Josep Lluís Cleries, reclamó al nuevo Rey que facilite el diálogo "hoy inexistente" entre el Estado y Cataluña y "sensibilidad" hacia la consulta del 9 noviembre para que los catalanes "ejerzan su derecho a decidir".

En nombre del PNV, Jokin Bildarratz, tachó de "improvisada" la abdicación y reclamó un nuevo modelo de Estado negociado por las fuerzas y ratificado por la ciudadanía, porque "la legitimidad no se hereda, hay que ganársela".

Los tres vetos fueron rechazados. José Manuel Mariscal, de IU, advirtió de que el silencio de la Transición se ha roto y pidió a Juan Carlos I que "abdique en el pueblo porque ha llegado la hora de la democracia". Ester Capella, de ERC, aseguró que su partido no espera de Felipe VI -al que tildó de "rey por su ADN"- una actitud diferente hacia Cataluña y garantizó que, "aunque duela", el 9 de noviembre se decidirá entre "monarquía o república catalana". Joan Saura, de ICV, dijo que el relevo en la Corona no resuelve la "crisis moral" de España e insistió en un referéndum sobre monarquía o república. Añadió que la abdicación no es ajena a los resultados electorales del 25-M.

En el resto del Grupo Mixto, UPN y Foro Asturias votaron a favor. Coalición Canaria se abstuvo y Amaiur se ausentó.