La red yihadista desarticulada hoy en Madrid, con la detención de nueve personas, envió desde Marruecos y España a nueve "combatientes" a Siria e Irak para enrolarse en los grupos terroristas de Al Qaeda en estas zonas de conflicto, ha informado el Ministerio del Interior.

El grupo, que contaba también con una vivienda en Ávila para mantener reuniones, había conseguido constituir una estructura propia a la que sus integrantes denominaban Brigada Al Andalus, que mantenía conexiones internacionales con grupos asentados en Francia, Bélgica, Marruecos, Túnez, Egipto, Turquía y Siria.

En total se han producido nueve detenciones y once registros domiciliarios en Ávila y Madrid, donde el grupo yihadista tenía como base de operaciones varios domicilios situados en la capital de España, ciudad donde se originó y desarrolló la célula.

Interior apunta a la dinámica de expansión que esta célula estaba adquiriendo para proceder a su desmantelamiento ya que "había incrementado de manera significativa la peligrosidad de la misma, convirtiéndose en una grave amenaza para la seguridad nacional".

Las investigaciones más recientes pusieron de manifiesto el hecho de que esta red estaba desarrollando una agresiva campaña de captación, con una continuada afiliación de nuevos miembros para enrolarse en la organización terrorista Estado Islámico en Irak y Levante (ISIL).

La labor del grupo estaba dirigida a la financiación, captación, radicalización, adoctrinamiento y envío del máximo número de "combatientes" a las filiales de Al Qaeda en Siria e Irak, donde se habrían integrado plenamente y participado en atentados. La policía ha identificado a dos personas que habrían muerto en estos países tras ser enviados por esta célula.

La red estaba encabezada por Lachen Ikassrien, quien denunció en 2009 haber sufrido torturas durante su estancia en Guantánamo entre 2002 y 2005, y contaba con dos reclutadores en Madrid y un enlace con los grupos terroristas en el terreno, con cinco personas dispuestas a enrolarse en ellos. En total dos españoles, cinco marroquíes, un búlgaro y un argentino.

Ikassrien ejercía un férreo control y disciplina sobre todos ellos, imponiendo correctivos a aquellos que expresaran algún tipo de crítica o pusieran en peligro la seguridad del grupo.

También adoctrinaría, asesoraría y orientaría sobre los procedimientos a seguir en las zonas de Yihad, dada su experiencia en tal cometido tras su paso por Afganistán, añade el texto.

Ikassrien llegó a España en 2005 tras ser extraditado por Estados Unidos a petición del juez Baltasar Garzón, si bien un año más tarde resultó absuelto del delito de pertenencia a Al Qaeda por el que fue juzgado en la Audiencia Nacional.

Otro miembro destacado de la célula es Ismail Afalah, hermano de Mohamed Afalah, huido tras los atentados del 11 de marzo de 2004, en Leganés (Madrid) y que en la actualidad se encontraría como "combatiente" en algún lugar de Siria o Irak.

Los futuros combatientes debían estar siempre en plenas condiciones físicas y mentales con el fin de mantener su compromiso de unirse a la yihad. Para ello sus responsables mantenían una tutela constante y directa con controles sobre su asistencia a entrenamientos físicos y a las reuniones de adoctrinamiento operativo, consistente en el manejo de armas.

De hecho, parte de este trabajo se desarrollaba en una finca rústica de Ávila, que era utilizada como punto de reunión de la célula siempre bajo un alto grado de seguridad y siendo solo conocidas por los miembros más comprometidos y entregados a la lucha yihadista.