Aurelio Menéndez (Gijón, 1927) conoce bien al rey Don Juan Carlos y conoce aún mejor al Príncipe Felipe, de quien fue tutor. Su estrecha relación con la Corona es consecuencia directa de una trayectoria profesional y personal envidiable. Doctor en Derecho, es catedrático de Derecho Mercantil en la Universidad Autónoma de Madrid, de la que fue decano. Fue ministro de Educación en aquel primer histórico Gobierno de Adolfo Suárez y premio "Príncipe de Asturias" de Ciencias Sociales en el año 1994, galardón del que ahora es presidente del jurado. Es además doctor honoris causa por dos universidades y, entre otras condecoraciones, está en posesión de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Fundador junto a Rodrigo Uría de uno de los bufetes más prestigiosos de España.

-¿Cuál es su valoración de la abdicación del Rey?

-Necesariamente tiene que ser una valoración positiva. Difícil resulta tener otra opinión pensando en lo que representaron para España sus cerca de 40 años de reinado.

-¿Cuál es el balance que hace del largo reinado de Don Juan Carlos, supongo que con las inevitables luces y sombras?

-Ese balance, efectivamente con sus luces y sus sombras, no puede ser más positivo. Ciertamente no faltaron algunas de las segundas. Él mismo no ha dejado de reconocerlo en alguna ocasión. Con todo, su labor positiva de servicio a España ha sido tan extraordinaria que, a mi juicio, sería verdaderamente injusto no reconocerlo así. Se ha dicho por algunos, y no les falta razón, que es el mejor Rey que ha tenido nuestro país a lo largo de su historia.

-¿A qué atribuye la decisión de abdicar? ¿Presentía que iba a producirse?

-No lo sé. Es una libre decisión de Su Majestad que, por lo que sabemos, ha pensado con tiempo suficiente y no tiene relación alguna con su salud, de la que yo creo que está muy recuperado. Me parece, sin embargo, que el tiempo no pasa en vano y en este sentido se puede entender que el Rey pensó que después de casi cuarenta años de reinado, había llegado la hora de proceder a su relevo. Mis 87 años cumplidos me permiten dar un mayor valor a este argumento.

-¿Llega la abdicación de Don Juan Carlos en un buen momento histórico?

-Creo que este era buen momento para abdicar. Veo que la decisión de Su Majestad ha tenido muy buena acogida, algo que supone el acierto del momento en que dicha decisión ha sido tomada.

-¿Está garantizada la estabilidad institucional?

-Me parece que sí. En todo caso, debo decir que siempre me he inclinado hacia la idea de que Su Majestad el Rey tomaría tan importante decisión cuando estuviera todavía en el ejercicio normal de su vida. Entiendo que, en cualquier caso, el tránsito en la jefatura del Estado ha de ser menos traumática (algo traumática lo es siempre, resulta inevitable) cuando, como sucede en esta ocasión, todavía permanece la experiencia de quien abdica; siempre, claro está, que quien abdica tenga la prudencia y la alta calidad humana de nuestro Rey.

-Usted lo conoce bien ya que fue su tutor. ¿Cómo valora al Príncipe Felipe de Borbón y cómo lo imagina como Monarca?

-Lo valoro en muy alto grado. He vivido cerca de él cinco años, desde 1988 a1993, los años en que asumí la responsabilidad de ser su preceptor en sus estudios universitarios. Cuando acepté ese compromiso apenas conocía al Príncipe de Asturias, y reconozco que no me faltó cierta preocupación, que se disipó tan pronto como entramos en una estrecha relación. Pronto percibí su calidad intelectual y humana y siempre le vi con las virtudes necesarias para asumir en su día la alta responsabilidad de la jefatura del Estado. Tiene una idea exacta de la responsabilidad que ahora asumirá y es mucho lo que ha aprendido viviendo de cerca la experiencia del Rey. Siempre tuve una esperanza segura en su valía personal y política. Si le acompañan las circunstancias será un rey querido por todos, un gran rey.

-¿Cuáles serán, a su juicio, los principales retos de Felipe VI?

-El reto principal será prestar su servicio a España y solo el tiempo dirá cuáles son los retos que asumirá. Tiene una sensibilidad política y social acorde con lo que está siendo el mundo que vivimos y espero que su generación se identifique con él en la labor que lleve a cabo en esta nueva era que tantos anuncian.

-Un príncipe, futuro rey, y efectivamente muchos retos por delante. ¿Con qué virtudes las afronta?

-Entre esas virtudes yo quisiera destacar su sencillez ante todos los ciudadanos, su inteligencia y su prudencia en el ejercicio del buen hacer y su condición de trabajador en el duro quehacer de una seria voluntad política.