Cables diplomáticos desclasificados por Estados Unidos y recopilados por el portal Wikileaks desvelan que el entonces príncipe Juan Carlos trasmitió en septiembre de 1975 al embajador estadounidense en España, Wells Stabler, su temor a no poder mantener el apoyo del Ejército "más allá de cuatro años". Los documentos revelan también, según desveló ayer la Cadena Ser, que Adolfo Suárez comentó a responsables norteamericanos que Manuel Fraga "sería un desastre como presidente del Gobierno".

Los últimos cables diplomáticos desclasificados por el Gobierno norteamericano y recopilados por Wikileaks, el portal fundado por Julian Assange, ampliaba su biblioteca virtual con más de 350.000 nuevos documentos diplomáticos correspondientes al año 1977, que se han puesto a disposición de los internautas bajo la etiqueta de "Carter cables" (en referencia al presidente de turno). Estos nuevos archivos se suman a los llamados "Kissinger cables", que fueron publicados hace meses en la web de Wikileaks y que abarcan desde 1973 a 1976. En total, más de dos millones de documentos que aportan interesantes revelaciones sobre años clave no sólo en la historia del siglo XX sino también en la historia de España.

Según las informaciones de la Ser, el 29 de octubre de 1975, el embajador norteamericano en Madrid, Wells Stabler (que ocupó el cargo desde 1975 a 1978) escribió una nota confidencial dirigida al Departamento de Estado en Washington dando cuenta de una reunión mantenida con "Adolfo Suárez, el joven y dinámico líder" del régimen. Franco estaba entonces al borde de la muerte y las incógnitas sobre cómo llevar a cabo el proceso de transferencia de poder crecían por minutos. En ese contexto, según el cable firmado por Stabler, Adolfo Suarez aseguró ante miembros de la embajada que "(Manuel) Fraga sería un desastre como presidente", dado que provocaba "una profunda desconfianza" por su trayectoria, aunque consideró que sí debería integrar un futuro gabinete.

Sobre el papel crucial del entonces príncipe don Juan Carlos, el embajador estadounidense hizo todo lo posible por ganarse la confianza del futuro monarca. Según un texto enviado por Stabler el 26 de mayo de 1975, don Juan Carlos le confesó no querer abandonar España durante los meses de incertidumbre sobre la salud del dictador a pesar de que varias personas (entre ellas el presidente francés Giscard D'Estaing) así se lo habían aconsejado. Según escribió la embajada a Washington, "el Príncipe cree que una ausencia prolongada en esos momentos le perjudicaría". En esa misma conversación, el futuro Rey habría reconocido ante el diplomático norteamericano sentirse "aislado e ignorado" por la familia Franco.

Los temores del Rey

El 3 de septiembre de 1975, pocos meses antes de la muerte de Franco, el embajador Stabler escribió que don Juan Carlos le había trasmitido su temor a no poder mantener el apoyo del Ejército "más allá de cuatro años". De acuerdo al texto, el futuro Rey aseguró que si el cambio de régimen no llegaba pronto y, a menos que se le prestase mayor atención a las necesidades materiales y personales de la Fuerzas Armadas, "el periodo podría ser incluso más corto". Stabler vería con estupor cómo el contenido de las mismas terminaría llegando a oídos de Francia debido a una indiscreción del embajador norteamericano en Rabat.

En otros documentos desvelados por el portal, durante los últimos meses del franquismo, las negociaciones sobre el uso de la base gaditana de Rota generaron ciertas "tensiones" no sólo dentro del Comité de Defensa Nacional sino también entre ciertos ministros del régimen, según la Embajada estadounidense en Madrid. En un cable fechado el 18 de julio del 75, el embajador Stabler asegura que "ciertos ministros (entre ellos el de la Presidencia Carro Martínez) consideran muy baja la compensación recibida por España", ya que se limitaba a 500 millones de dólares en créditos a cinco años para comprar armamento estadounidense, principalmente aviones F-17 y F4c y misiles Red Eye y Stinger.

Ya con Adolfo Suárez en la presidencia, la Marina de EE UU trasmitió a España en 1977 su intención de llevar a cabo escalas técnicas de buques nucleares en puertos civiles como Palma o Barcelona. El entonces ministro de Defensa, Manuel Gutiérrez Mellado, de acuerdo a un cable fechado el 31 de octubre de ese año, prohibió las citadas escalas esgrimiendo la "gran impopularidad de tales visitas que resultarían perjudiciales para ambos gobiernos".

La censura y la CÍA

Siempre según la información de la cadena de radio, cuando Luis Carrero Blanco llevaba dos meses en la Presidencia del Gobierno, el embajador norteamericano le visitó en su despacho, según queda reflejado en un cable fechado el 1 de agosto de 1973. La conversación comenzó con una mención por parte de Carrero al reciente estallido del Caso Watergate. El delfín de Franco trasmitió al diplomático norteamericano su "condena por el papel jugado por la prensa en el asunto".

El Ministerio de Información anunció a la Embajada norteamericana, el 20 de septiembre de 1975, su decisión de "emprender acciones contra el periódico Nuevo Diario por la publicación de un artículo "ofensivo" contra Estados Unidos". El texto en cuestión, titulado "Goodbye Mr. Marshall" tachaba a EE UU de "país repugnante en cuanto a sus relaciones internacionales". Sin embargo, las molestias que España decide tomarse por esta publicación sorprenden al propio ministro consejero Samuel D. Eaton, el cual deja clara su intención de transmitir a Madrid que en ningún momento Washington pretende tomar medidas. El mismo Eaton redactaría un cable el 23 de marzo del 77 para informar al Departamento de Estado de la publicación de un reportaje en el que se especulaba sobre la posible presencia de agentes de la CIA en España. La historia publicada en el semanal Guadiana especulaba con la posibilidad de que Fraga trabajase en realidad para la Agencia norteamericana.