La fractura abierta en el PSC por las disputas entre partidarios y detractores del derecho a decidir se cobró ayer diez nuevas dimisiones, todas en la ejecutiva de Girona, que ya habían abandonado antes otros nueve dirigentes. Entre los dimisionarios de ayer figuran el exconsejero Joaquim Nadal, su hermano Manel, exdiputado autonómico, y la portavoz del partido en el Ayuntamiento y en la Diputación provincial, Pia Bosch.

Los dimisionarios denunciaron "una especie de secuestro de la dirección de las comarcas gerundenses del PSC", tradicionalmente más soberanista que la de Barcelona, que es la que manda ahora en el partido, cuya ejecutiva nacional, además, rechaza de plano la consulta convocada por CiU, ERC, ICV-EUiA y la CUP para el próximo 9 de noviembre.

"Hace mucho tiempo que estamos diciendo por los canales internos que las cosas no van bien, que estamos en una deriva que no responde a los principios fundacionales del PSC ni a la tradición de su federación gerundense", explicó Pia Bosch.

Sin embargo, el primer secretario del PSC de Girona, Juli Fernández, acusó a los diez dimisionarios de actuar así para evitar la celebración de primarias al Ayuntamiento. El problema, para Fernández, es que la "vieja guardia" que capitanean los hermanos Nadal no acepta la convocatoria de unas primarias "que ha decidido la militancia", así que les sugirió que renuncien también al carné y a los cargos electos.

Los Nadal quieren forzar la convocatoria de un congreso extraordinario antes de que, a finales de junio, se celebren las primarias; necesitan para ello que dimita el 51% de los miembros de la ejecutiva, que está formada por un total de 43 dirigentes. Pero hasta ahora solo han renunciado 19.

El portavoz del PSC en el Parlament, Maurici Lucena, culpó de la crisis intestina del partido a sus adversarios políticos soberanistas, cuyo objetivo es "desestabilizarlo y quebrarlo" como parte de su estrategia para conseguir la independencia de Cataluña. El PSC, razonó, es "la pieza clave para que la balanza se decante de un lado o de otro".

Entre tanto, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, reclamó a su homólogo catalán, Artur Mas, "imaginación" para superar el conflicto creado por su empeño en consultar a los catalanes sobre la independencia, lo que le obligaría a él a pasar por encima del Parlamento y a ignorar las sentencias del Tribunal Constitucional.

"Claro que queremos dialogar, pero no olvide que ni el Tribunal Constitucional ni las Cortes admiten el referéndum porque es ilegal, y, por tanto, les corresponde a ustedes decir ahora qué quieren que hagamos", dijo Mariano Rajoy en el Senado en respuesta a una pregunta de Josep Lluis Cleríes (CiU).

El jefe del Ejecutivo se ratificó en los argumentos que expuso el pasado día 8 ante el Congreso, cuando la Cámara baja rechazó una petición del Parlament para que se le traspasara la competencia para convocar y celebrar referendos. Entonces, recordó en alusión a Mas, algunos "que promovieron ese debate no consideraron oportuno y conveniente" estar y "ellos sabrán por qué".

Por otro lado, el PNV se distanció del proceso catalán al decir que los momentos políticos son "diferentes", pero CiU le recordó que la consulta es "irrenunciable".