"Siempre he sido fiel amigo de mis amigos y duro adversario de mis enemigos; soy amigo de Luis Bárcenas, es una persona honorable y conservo mi confianza en él". Así se refería en 2009 Francisco Álvarez-Cascos al extesorero con el que trabajó durante un decenio en la sede popular de Génova. En 2009 Bárcenas ya era investigado por su presunta relación con la "red Gürtel" y varios dirigentes del PP ponían seriamente en duda su honradez. No así Cascos, que en aquel entonces daba la cara por el que fuera uno de sus principales colaboradores como secretario general del PP. No veía en él ni siquiera "sombras de sospecha" que le permitiesen albergar "dudas" sobre irregularidades en la gestión de las cuentas.

Pero aquella defensa numantina, que fue expresada también ante Rajoy y otros altos dirigentes populares, se fue enfriando y acabó en atronador silencio. Cuando salió a la luz el supuesto cobro de sobresueldos en dinero negro por parte de la cúpula del PP, en enero de 2013, Cascos aseguró que todas sus retribuciones fueron legales. Sin embargo, ya no hubo ni palabra para su excolaborador, el mismo que ayer lo puso en el centro de la diana de la investigación sobre la supuesta contabilidad B del partido cuando Cascos era todopoderoso "general secretario" del PP.