El cardenal Antonio María Rouco Varela llamó ayer a seguir el ejemplo de Adolfo Suárez para hacer posible la concordia también ahora entre los españoles y sus comunidades históricas y evitar que "los hechos y actitudes" que provocaron la guerra civil "la puedan volver a causar". Las palabras del arzobispo de Madrid resonaron durante el solemne funeral de Estado en la Almudena por el primer presidente de la democracia, al que asistieron los Reyes, los Príncipes de Asturias, el presidente Mariano Rajoy al frente del Gobierno y demás autoridades del Estado.

Mariano Rajoy y su esposa, Elvira Fernández, recibieron junto a Adolfo Suárez Illana a los Reyes y a los Príncipes, quienes lo saludaron afectuosamente antes de acceder al templo donde Rouco concelebró el funeral con el cardenal Estepa; el arzobispo de Barcelona, Martínez Sistach, y el presidente del Episcopado, Ricardo Blázquez.

"La concordia fue posible con él ¿Por qué no ha de serlo también ahora y siempre en la vida de los españoles, de sus familias y de sus comunidades históricas?", dijo Rouco en alusión al desafío soberanista de Cataluña. En su homilía elogió la "limpia y generosa" ejecutoria de Suárez, que "sirvió a los españoles con rectitud y fortaleza ejemplares" e instó a extraer enseñanzas de la ejemplar entrega, "mirando al bien de España, a su presente y su futuro".

"Buscó y practicó tenaz y generosamente la reconciliación en los ámbitos más delicados de aquella España que quería superar para siempre la Guerra Civil: los hechos y las actitudes que la causaron y la pueden causar", subrayó el cardenal ante el millar de asistentes al funeral de Estado que concentró a representantes del pasado y el presente de la política española y unos 20 dignatarios extranjeros.

Rouco, finalmente, calificó de "hermosa lección para los católicos", la aceptación de Suárez "del sufrimiento en la heroica temporada de la enfermedad de su hija y su amada esposa (...), los años crueles de la propia", su "retirada dolorosa de la vida pública" y su "prolongado silencio".

Los familiares directos del fallecido expresidente acudieron juntos a la catedral, entre ellos la joven Alejandra Romero, heredera del ducado de su abuelo, y Adolfo Suárez Illana, que representó a la familia en la bienvenida a los Reyes y los Príncipes y cuyo hijo mayor, Adolfo, hizo la primera lectura de la liturgia.

Había expectación por la coincidencia Artur Mas, con el Rey y Rajoy -a quien no había visto desde hace meses-, pero, como los jefes de Gobierno autonómicos se encontraban ya sentados dentro del templo cuando entraron ambos, no hubo más imagen.

Ayer se pudo ver juntos a los expresidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Felipe González y a José María Aznar sentados en medio, una imagen poco frecuente, como la casi inédita la presencia de todos los presidentes autonómicos, entre ellos Alberto Núñez Feijóo. Allí estaba el lendakari, sentado junto a la ministra Ana Mato, y varios miembros del Gobierno, el catalán Artur Mas, a quien José Manuel García-Margallo dio la mano en el momento de la paz. También Aznar se acercó para despedirse de su predecesor y sucesor.

Entre los dignatarios extranjeros destacaban el guineano Teodoro Obiang; el presidente de la CE, José Manuel Durão Barroso; y el primer ministro de Marruecos, Abdelilah Benkirán, además de los viceprimer ministro del Reino Unido, Nick Clegg, y el portugués, Paulo Portas.