Invertir en educación es invertir en futuro. Esta es una máxima que nadie parece discutir, ni pedagogos, ni políticos ni economistas. No hace tanto, unos dos años y poco, antes de las elecciones del 20-N, el anterior ministro, Ángel Gabilondo, aún decía: "La educación debería quedar al margen de las políticas de recorte". Y sin embargo, como el resto de las políticas sociales, la educación lleva tiempo sufriendo rigores presupuestarios.

Este curso ya se han desplegado completamente las medidas de ahorro fijadas por el ministerio el año pasado: elevar la ratio de 25 a 30 alumnos por aula en infantil y primaria y de 30 a 36 en secundaria; aumentar el horario lectivo de los docentes así como postergar las sustituciones por baja de los profesores hasta pasadas dos semanas.

Además, se mantiene la tasa de reposición de sólo el 10% en educación, lo que supone sustituir sólo a uno de cada diez maestros y profesores que se jubilan. Muchos interinos se han quedado sin dar clases. Las oposiciones para nuevas plazas prácticamente han desaparecido, y la posibilidad de encontrar trabajo para los jóvenes maestros se esfuma. En conjunto, menos recursos humanos y materiales.

QUIÉN CUBRE LAS BAJAS

Las medidas de ajuste han supuesto una reducción patente del número de docentes del que ha derivado toda una serie de efectos. Lidia Rodríguez, profesora del colegio público Palomeras, en el barrio madrileño de Vallecas, lo sabe bien. "Con la nueva normativa -explica- no se cubren las bajas de docentes hasta pasados diez días hábiles; así que, si se juntan dos o tres, vamos fastidiados".

POLIVALENTES A LA FUERZA

De hecho, al haberse reducido el cuadro de profesores de los centros, ya hay autonomías donde, durante todo el curso, han debido impartir, además de la materia en la que son especialistas, clases de otra, dentro de lo que se llama asignaturas afines, de las que no hay en ese centro suficientes enseñantes. Por ejemplo, un profesor de Informática puede tener que dar también Tecnología? con la dificultad que esto conlleva para el docente y la merma de calidad que puede suponer que enseñe una especialidad que no es la suya.

LOS NIÑOS SUFREN LA CRISIS

La crisis entra en las aulas con las mochilas, y llegan situaciones desconocidas hasta ahora: "Veo niños de infantil (3-6 años) que vienen como cansados, que en el desayuno cooperativo de media mañana comen como si no hubieran probado nada en horas -subraya la profesora Lidia Rodríguez-. Hay niños que están cambiando de colegio a mitad de curso porque a sus familias las han desahuciado o porque se han visto obligadas a ir a vivir con los abuelos. Estamos viendo necesidades, y las ayudas son cada vez más escasas".

PLAZAS CARAS EN GUARDERÍAS

Los padres cada vez disponen de menos ingresos para llevar a sus hijos a un jardín de infancia, y el precio crece por los recortes. Las autonomías han reducido la aportación por plaza al igual que el Ministerio de Educación, responsable de la polémica LOMCE, contra la que este jueves se ha convocado la jornada de huelga en la enseñanza española.

MENOS AYUDAS, MENOS EXTRAS

Los recortes comportan menos ayudas para garantizar el derecho a la educación: disminución de los programas de atención a la diversidad; suspensión de los planes de innovación -¿quién se acuerda ya del plan de introducción de portátiles en el aula de Zapatero?-; endurecimiento de los requisitos para becas al estudio y recortes en las de idiomas, movilidad, libros y comedor.

GRATUIDAD CUESTIONADA

El copago se filtra por las fronteras de la enseñanza obligatoria: crece el coste de la matrícula en las guarderías públicas, se fijan las primeras tasas simbólicas en la formación profesional pública, se consolidan como actividades extraescolares de pago lo que eran actividades específicas de algunos centros y ya se produjo la mayor subida de tasas universitarias, sólo superada por el Reino Unido.

CON MANTAS A CLASE

Los alumnos padecen la falta de solución a problemas de mantenimiento o de infraestructura. En el IES Districte Marítim de Valencia, sus cerca de 2.000 alumnos están "en la nevera" en invierno y "en el horno" en verano. En noviembre se quedaron sin calefacción, lo que obligó a los alumnos a portar incluso mantas muchos días para poder soportar temperaturas cercanas a los dos grados. Y ahora, que el verano se acerca, esperan, otro año más, el fuerte calor, sofocante durante las horas del mediodía en algunas clases. No tienen aire acondicionado, lo que es habitual en la mayoría de los institutos públicos y concertados. Lo que no es normal es carecer de calefacción.

CENTROS PARCHEADOS

El caso de este instituto no es único. La Administración valenciana de Alberto Fabra intenta parchear la nefasta gestión en la construcción de centros en el pasado. En Santa Pola (Alicante), se produjo un socavón en una aula del colegio Hispanidad. Nueve escolares de nueve y diez años resultaron heridos. El pasado enero, en el centro de primaria e infantil Luis Vives de Valencia, cedió fue un trozo del techo de los cuartos de baño. La consellera María José Català ha aprobado un ambicioso plan de revisión de infraestructuras.