La reforma del Registro Civil tendrá como primera consecuencia que las bodas civiles oficiadas hasta ahora por los jueces dejarán de ser gratuitas. Pasarán a ser competencia de los notarios y los contrayentes deberán abonar una cantidad sobre 90 o 100 euros, equivalente a la tasa de algunos ayuntamientos. Los actos obligatorios, como nacimientos o defunciones, y las certificaciones seguirán siendo gratuitas en el nuevo Registro Civil, que será encomendado a registradores de la Propiedad y Mercantiles.

El Consejo General del Notariado rechaza la reforma de los registros al considerar que incrementa hasta cuatro veces los costes al obligar a inscribir "casi todo", incluido el cambio de domicilio.