"¿Y yo qué me llevo por este asunto?". El duque de Palma no daba un paso sin que detrás hubiera un beneficio económico. Así al menos lo desveló Diego Torres en la larga declaración que realizó ante el juez Castro, en la que quiso incidir en el gran afán recaudatorio que mostraba su exsocio y examigo durante el tiempo que presidió Nóos.

Así, detalló el conflicto interno que se desató cuando uno de los empleados comunicó a Iñaki Urdangarín que tenía que asistir, como invitado especial, al acto que organizaba uno de los principales patrocinadores privados, que reclamó su asistencia.

Torres explicó que la reacción del duque al plantearle este asunto fue preguntar cuánto iba a cobrar. Torres detalló que tuvieron que explicarle que se trataba de una estrategia empresarial, que era necesario contentar a los directivos de la empresa privada que les estaba aportando importantes patrocinios. Al final, ante estos razonamientos, Urdangarín decidió acudir y hacerlo sin recibir ninguna recompensa económica a cambio.

En su declaración, Torres no reclamó del juez que citara a la infanta Cristina, por la crisis institucional que ello supondría, e insistió en que defendía la monarquía y que no quería perjudicarla. Sin embargo, aportó una serie de correos que detallan la mediación del Rey en la búsqueda de un patrocinador privado para un proyecto del duque y, sobre todo, el conocimiento que tuvo el Monarca de la oferta de su amiga la noble alemana Corinna zu Sayn-Wittgenstein para que Urdangarín presidiera la fundación Laureus en España, cobrando 250.000 euros al año.

También fue interrogado por los investigadores sobre el origen de los correos que ha ido entregando con cuentagotas. Diego Torres afirmó que todos estaban almacenados entre los miles de papeles que había en su oficina de Barcelona y que durante el último año ha tenido tiempo de ir buscándolos y estudiarlos.

Negó que guardara en su casa algún tipo de soporte informático donde los tuviera almacenados. Torres dijo al juez que no siempre quiso seguir al duque en todos los negocios que emprendía, porque consideraba que no debía entrar en asuntos que no dominaba, caso de las inversiones inmobiliarias.