El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha acudido en Ávila a una convocatoria, calificada por él mismo como "valiente", para debatir con el cardenal, Antonio Cañizares, en su primera reaparición pública en España.

Bajo el título "El humanismo en el siglo XXI", el cara a cara entre Rodríguez Zapatero y Cañizares ha despertado una gran expectación, no sólo mediática, dadas las discrepancias mantenidas entre Gobierno e Iglesia, durante los cerca de ocho años del Ejecutivo.

El expresidente del Gobierno ha reconocido, al inicio del debate, que su asistencia a esta convocatoria de la Universidad Católica de Ávila (UCAv) y del diario "La Razón" ha sido "discutida" e incluso ha recibido "algunas incomprensiones".

"Ya ven que mantengo mi espíritu optimista", ha dicho en tono irónico el expresidente del Gobierno, que ha estado acompañado por algunos de sus excolaboradores más estrechos.

Entre ellos figuraban el expresidente del Congreso, José Bono, el expresidente de la Generalitat y ex ministro de Industria, José Montilla, o los exministros Beatriz Corredor, Miguel Sebastián y Ángel Gabilondo.

También han acudido el portavoz del PSOE en el Senado, Marcelino Iglesias, y el secretario general de los socialistas de Castilla-La Mancha y alcalde de Toledo, Emiliano García Page, y el portavoz adjunto del PSOE en el Senado, Antonio Gutiérrez Limones.

El debate ha contado con la asistencia de una amplia representación de los socialistas abulenses y de Castilla y León, con la presencia de la vicesecretaria del PSCyL, Ana Redondo.

Pero entre el público también había representantes del PP como el vicepresidente primero del Senado, Juan José Lucas, el exministro abulense Ángel Acebes, y el secretario general del grupo parlamentario popular en la Cámara Alta y presidente del PP de Ávila, Antolín Sanz.

En su intervención, Zapatero ha defendido el "equilibrio de convivencia" entre la Iglesia Católica y el Estado español durante los últimos 30 años en los que, al mismo tiempo, se ha cumplido con el principio de "aconfesionalidad del Estado".

En este sentido, ha destacado que el modelo definido en todas las democracias constitucionales y también en la española, es "un modelo aconfesional, de separación entre Iglesia y Estado" y ha afirmado que esta visión es "razonable" porque "así se respeta el derecho a la creencia de cada uno y se garantiza mejor la libertad religiosa".

No obstante, ha remarcado que "seria un ejercicio intelectual muy pobre ignorar que en Europa ha habido un periodo de casi mil años de predominio evidente de la teología eclesial" y ha reconocido que "el cristianismo ha ejercido una influencia decisiva en la historia de Europa".

Sin embargo, en el 38 Congreso del PSOE celebrado el pasado mes de febrero, y donde Alfredo Pérez Rubalcaba fue elegido secretario general, se aprobó por primera vez una enmienda para solicitar una revisión de los acuerdos entre España y la Santa Sede de 1979. Igualmente, los socialistas han anunciado que presentarán una moción para su aprobación en los ayuntamientos españoles con el objetivo de que se pida a la Iglesia que pague el IBI.

Por su parte, el cardenal Cañizares ha destacado que la Iglesia "no pide nada para sí" y ha rechazado la pretensión de que aquello que dice la Iglesia no tiene repercusión pública. Además, ha explicado que toda sociedad, aunque sea laica, necesita de la afirmación de que "hay valores que no son manipulables". "No podemos ponernos por encima de esas realidades fundamentales, últimas y absolutas", ha señalado.

"La crisis viene porque se dice que la afirmación de Dios no debe de tocar para nada la sociedad, pero, al contrario, es la garantía de que los problemas y los aspectos humanos tienen una consistencia y sin ellos no podemos conducir esta sociedad", ha añadido.