La Base General Morillo de Figueirido volvió a ser escenario de otro solemne acto, esta vez para despedir a la avanzadilla encargada de entrenar a las tropas afganas. Así, de nuevo el recinto pontevedrés se ratifica como uno de los de mayor relevancia en la misión que el Ejército está desarrollando en el país. Algo que será aún más evidente en noviembre, cuando parta el millar de soldados de la quinta misión en Afganistán. El grupo protagonista de la ceremonia de ayer está integrado por una treintena de mandos para constituir lo que se denominan Operativos de Enlace y Asesoramiento (OMLT).

El OMLT es un equipo compuesto mayoritariamente por oficiales y suboficiales, aunque también por personal de tropa en menor medida. Su principal cometido será el de formar a militares del Ejército de Afganistán dentro de la misión internacional en la que participa el Estado español, solicitada también desde el propio Gobierno de la nación asiática con el objetivo de recabar herramientas y sistemas útiles con los que ir reduciendo la inestabilidad que se vive en el país.

El general jefe de la Brigada de Infantería Ligera Aerotransportable (Brilat), José Antonio Alonso Miranda, fue el encargado de presidir la despedida a estos efectivos que, además de poner en marcha la nueva fase de formación de los soldados locales, pulsarán la situación que se encontrarán sus compañeros dentro de poco más de un mes, cuando pongan rumbo al país. El mandatario castrense entregó una réplica de la Virgen de A Peregrina a este primer grupo como símbolo del anhelo porque la operación se lleve a cabo sin sobresaltos.

Un deseo ante un complicado horizonte. Y es que ésta es la primera vez que las instalaciones gallegas acogen una ceremonia para despedir a compañeros del cuartel después de que se produjese el atentado de Qala-i-Naw. En él perdieron la vida dos guardias civiles españoles y un iraní residente en España desde hacía más de 30 años que ejercía como intérprete para el Ejército español. El suceso del pasado agosto puso de relieve la situación de riesgo que afrontan las tropas internacionales durante su labor.

Con la puesta en marcha de la avanzadilla que fue despedida ayer, la Brilat apura los preparativos para afrontar la que será su quinta misión internacional en Afganistán. Serán más de un millar los soldados que tomarán parte en la nueva intervención en el país asiático aunque en esta ocasión y a diferencia de algunas anteriores el grueso del contingente estará formado por militares del cuartel Cabo Noval de Sieiro (Asturias).

Por su parte, desde la base General Morillo de Figueirido (Pontevedra) partirán entre 200 y 300 efectivos. Entre ellos los miembros del Cuartel General y especialistas de distintos cuerpos como el de Zapadores o el de Transmisiones. En cualquier caso, los integrantes de la Brilat regresarán a Afganistán prácticamente un año después de concluir la última de las misiones que desarrollaron en ese país.

Una experiencia internacional de 15 años

Corría el año 1995 cuando un primer contingente de la Brilat se sumaba a una misión internacional: Unprofor, en Bosnia-Herzegovina y bajo mandato de la ONU. En los últimos 15 años el panorama internacional ha variado de manera sustancial y durante ese período los militares de la base pontevedresa han tenido que afrontar misiones bien distintas, aunque las primeras tuvieron a los Balcanes como escenario.

Tienen en su haber catorce intervenciones de paz y de reconstrucción : tres en Bosnia Herzegovina (en 1995, 1997 y 1999), tres en Kosovo (2000, 2002 y 2008), una en Irak (año 2003), una en Pakistán (2005), cuatro en Afganistán (en 2005, 2006, 2008 y 2009) y Líbano (2007 y 2009). A todas ellas se le unirá la inminente expedición a Afganistán.