La mejoría del tiempo ha provocado el aumento de los ataques piratas en aguas del Índico, una escalada que se registra todos los años cuando termina la época de los monzones. Los bucaneros pueden navegar con más tranquilidad frente a las costas de Somalia sin temer que una ola, el viento o la lluvia afecten a sus pequeñas embarcaciones, lo que les permite centrarse únicamente en su objetivo: secuestrar algún barco para después negociar un rescate. En el mes de marzo, antes de la entrada de la primavera, la actividad pirata se acentúa y los buques que navegan por el Índico tienen que estar más pendientes que nunca para evitar ser secuestrados, función que desde el apresamiento del atunero vasco Alakrana –que estuvo retenido en las costas de Somalia durante 47 días– tienen los vigilantes privados embarcados en los pesqueros.

Más de una tercera parte de los ataques registrados durante el año se producen entre los meses de marzo y mayo. A partir de junio comienzan a descender por el empeoramiento de las condiciones meteorológicas. El pasado ejercicio, de los 406 ataques piratas contabilizados en todo el mundo –la mayoría en aguas del océano Índico– 144 se produjeron entre marzo y mayo. El tercer mes del año supuso un incremento de la actividad de los bucaneros respecto al anterior de más del 50%, al pasar de los 27 intentos de secuestro de febrero a los 42 de marzo. La subida continuó en abril, con 54 ataques, y comenzó a descender en mayo, hasta los 48.

Los intentos de abordaje continuaron bajando al mes siguiente y fue en julio cuando se registró el menor número de asaltos, con sólo doce. La causa, una vez más, que en la segunda mitad del año las condiciones marítimas y meteorológicas se complican y los piratas no cuentan con la seguridad necesaria para abandonar la nave nodriza y atacar buques desde sus pequeños esquifes.

En los últimos cuatro meses del año la actividad pirata suele mantenerse estable, como ocurrió el año pasado, cuando rondaron siempre los 30 ataques al mes, una media de uno por día.

Las condiciones actuales son las que más benefician los intentos de secuestro de los bucaneros somalíes, lo que provoca que realicen numerosos intentos en el mismo día, como ocurrió el viernes, cuando atacaron a tres atuneros españoles con tripulación gallega y a otros dos con bandera francesa. Sólo la intervención de los agentes armados impidió que fuesen capturados.

Los atuneros españoles suelen realizar campañas de pesca de dos meses en aguas del Índico y, pasado este plazo, regresan a puerto para descargar las capturas. Las tripulaciones suelen hacer dos campañas de pesca seguidas –están cuatro meses en el Índico– y después regresan a tierra a descansar. Precisamente, en los próximos días se va a producir el relevo de las tripulaciones que han estado pescando hasta ahora, por lo que parte de la flota española ya prepara su regreso al puerto de Victoria, en las islas Seychelles.

Es el caso del Alakrana, que continuará esta semana en el Índico pero después procederá a cambiar la tripulación. Algunos de los marineros que sufrieron el secuestro, en octubre del año pasado, ya han confirmado que no volverán –caso del patrón, Ricardo Blach, que se jubiló tras el cautiverio– mientras que otros aún no lo han decidido y aclararán su situación cuando la armadora les llame para incorporarse.

Al menos, aseguran los marineros, están un poco más tranquilos porque ven que llevar personal armado a bordo funciona y ha conseguido mantener a raya a los piratas en los últimos meses.

Patrullero "Vencedora"

El buque de la Armada Española Vencedora, con base en Las Palmas de Gran Canaria, partió ayer hacia el Índico con 102 tripulantes a bordo para sumarse a la operación Atalanta de lucha contra la piratería en aguas de Somalia.