Los actos de piratería pueden hacer ganar hasta 50.000 dólares a cada uno de los corsarios y medio centenar de empresarios invertirían en estas prácticas delictivas, es decir, las financiarían. Son algunos de los datos que recoge el informe "Piratería en el golfo de Adén" realizado por Instituto Noruego para la Investigación Urbana y Regional (NIBR) por encargo de su Ministerio de Defensa y que ayer publicaba el "El Mundo.es".

Tal como figura en el informe, la estructura de la piratería cuenta con tres posibles fórmulas de financiación. La primera, que toda la operación sea financiada por un solo hombre, líder único y dueño de los barcos y las armas y que acuerda el porcentaje que se llevará cada uno en el caso de lograr un rescate.

La segunda fórmula consiste en que un grupo de personas se une para llevar a cabo una acción, pero cada uno asume su comida, sus armas y utensilios, mientras el barco es de otra persona a la que se lo alquilan. La tercera, y "la más sorprendente", se trata de organizar un evento para recaudar fondos que provienen de inversores, generalmente empresarios somalíes, que aportan una cantidad conscientes de que se va a utilizar para secuestrar algún barco.

El coste de un secuestro varía entre los 300 dólares y los 30.000, y precisaría de entre 12 y 35 individuos, según los piratas consultados.

El informe explica, sobre la preparación de los ataques, que una vez conseguido el dinero, el barco, las armas y la tecnología, el equipo de piratas se divide en dos grupos. Uno de ataque, que será el que aprese el barco, y otro el de bodega, que se encargará de mantener retenida a la tripulación y de la negociación del rescate. Los equipos cuentan con recursos tecnológicos muy limitados: un sistema GPS y gafas de visión nocturna.

Según tal información, los piratas no abordan barcos militares o buques con tripulación preparada y con armas. Vigilan su presa varios días y después se lanzan a por ella tras varias comprobaciones de seguridad. Mientras unos atacan otros abordan.

Los botes que usan para el abordaje tienen su procedencia en las organizaciones de ayuda humanitaria del tsunami de 2004, por lo que tampoco son de ultima generación y algunos piratas afirmaron recibir ayuda de Europa, EE UU o Canadá, los países donde después de su ataque emigran muchos de los piratas.

Del rescate, una parte va a los inversores y la que se quedan los piratas se reinvierte en nuevos ataques, se utiliza para marcharse del país o para comprarse un coche, una casa o repartirlo entre toda la familia.

Sin embargo, una gran parte del dinero conseguido, cerca del 30%, va dirigido a pagar sobornos a las autoridades locales, aunque muchos intentan mantenerse alejados de ellas.