Este lunes se cumplen 51 años desde que el régimen franquista reguló la "Fiesta Nacional del Día de la Hispanidad", periodo en el que la celebración ha evolucionado hasta el gran desfile militar que es hoy, cada vez más marcado por los episodios que cada año protagonizan los políticos.

A finales del siglo XIX ya se trataba la cuestión de la hispanidad, así como la conmemoración de la fecha en que Cristóbal Colón avistó por primera vez la costa americana, de manera que incluso se llegó a celebrar un "Día de la Raza".

No fue hasta el 9 de enero de 1958 cuando se estableció de manera oficial y permanente esta festividad, momento en el que la Presidencia de Gobierno de la dictadura franquista aprobó el decreto por el que se establecían las "normas para celebrar anualmente la Fiesta Nacional del Día de la Hispanidad".

Ya en democracia, el 7 de octubre de 1987 se publicó la Ley por la que se estableció la fecha del descubrimiento de América como "Fiesta nacional de España", denominación que se mantiene a día de hoy.

Una década después, el Ejecutivo del ex presidente José María Aznar decidió trasladar el gran desfile militar que se celebraba en Madrid desde 1978 con motivo del Día de las Fuerzas Armadas -el domingo más próximo a la festividad de San Fernando, celebrada el 30 de mayo- al Día de la Hispanidad.

Como novedad, este año el Ministerio de Defensa ha anunciado que el desfile cambiará su recorrido por el Paseo de la Castellana para terminar en el cruce con la calle de Raimundo Fernández Villaverde en lugar de la simbólica plaza de Colón, debido a las obras que se efectúan en la zona. Queda por ver cuál será la anécdota de este año, tras varias celebraciones marcadas por polémicas.

Así, en 2003, el entonces líder de la oposición, José Luis Rodríguez Zapatero, no se puso en pie al paso de la bandera estadounidense, uno de los países invitados al desfile; mientras que en la edición siguiente, los protagonistas fueron las víctimas del atentado terrorista del 11-M, quienes fueron homenajeadas.

Hace dos años, Zapatero fue de nuevo el centro de atención de la fiesta al recibir varios abucheos por parte del público asistente debido a la polémica que aquellos días se produjo entre el PSOE y el PP en relación al uso de símbolos nacionales, tras la aprobación de la Ley de Memoria Histórica que instaba a la retirada de los símbolos franquistas.

El año pasado, en cambio, fue el líder del PP, Mariano Rajoy, quien acaparó todos los titulares debido a que el día anterior un micrófono abierto le jugó una mala pasada al permitir que se escuchara como calificaba de "coñazo" el desfile al que tenía que asistir.