El presidente de la Generalitat, Francisco Camps, asumió ayer que finalmente tendrá que prescindir de su secretario general, Ricardo Costa, para aliviar la presión que sufre el partido tras las revelaciones del sumario del caso Gürtel. No obstante, aunque el jefe del Consell se resistió durante horas a servir la cabeza de su número dos el día de la Comunitat Valenciana en los plazos que le marcaba Génova, finalmente la hizo oficial pasadas las 21 horas de la noche. La destitución se formalizará el próximo martes en la reunión de la Comisión Ejecutiva regional.

La negativa de Costa a dimitir y el pulso que ha mantenido Camps con Rajoy durante los últimas semanas para no sacrificar a nadie si no había imputación judicial, le estalló ayer al presidente en plena celebración del Nou d'Octubre y propició que los actos festivos transcurrieran en un ambiente de gran tensión y que quedaran totalmente empañados por el caso Gürtel y sus repercusiones en el PP valenciano.

Nada más terminar el acto institucional celebrado en el Palau de la Generalitat y minutos después de que Ricardo Costa reiterara ante la prensa que no tenía previsto renunciar al cargo porque en las últimas 24 horas el presidente le había transmitido su apoyo al vicesecretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons se plantó delante de las cámaras y afirmó: "Es el momento de hacer algo o de hacer algo. La fiesta en Valencia acaba hoy a las cuatro de la tarde". Aunque después matizó que para las decisiones "no había plazos", el mensaje que en toda su crudeza enviaba el otro conseller a Camps cayó como una bomba en Presidencia. Mientras tanto,el vicepresidente tercero del Gobierno, Juan Cotino, también en declaraciones a los medios, adelantaba que el martes habría una reunión para valorar que era lo más "conveniente" para el partido.

Reunión en el Palau

Los rumores sobre la renuncia inmediata del número dos del PP se precipitaron e incluso llegó a darse por hecho en los diarios digitales. Sin embargo, Camps aguantó el tipo durante unas horas. Sin hacer declaraciones, se marchó a la procesión cívica. A su regreso al Palau y tras evitar una pancarta con manifestantes de Iniciativa del Poble Valencià que lanzaban consignas contra la corrupción, Camps se encerró un buen rato en su despacho con su círculo de confianza donde analizó la salida política inmediata, sabedor que toda la prensa esperaba que confirmara la noticia del relevo de Costa.

Sobre las tres de la tarde se incorporó a la recepción oficial, donde fue recibido con aplausos. Allí, saludó a los invitados, se hizo fotografías y rehuyó a los periodistas. Pasadas las 15.30 horas, casi a punto de expirar el ultimátum simbólico de Pons, un periodista le preguntó al presidente: "¿La fiesta acaba a las cuatro?". "La fiesta no termina nunca", contestó el presidente con una sonrisa forzada.

Con el puente de El Pilar de por medio, el jefe del Consell trataba de ganar unos días para decidir cómo gestionar la crisis y el alcance de los ceses. Sin embargo, finalmente el pulso lo ganó la dirección nacional del PP.

En un comunicado enviado desde el PP cerca de las 22 horas se informaba de la convocatoria de la reunión de la ejecutiva el próximo martes en el que se propondría "el cese temporal" de Ricardo Costa como secretario del partido y portavoz del grupo popular y se añadía que "en ningún caso se pone en entredicho ni la capacidad ni la trayectoria política del dirigente valenciano".

Nada añadía sobre la continuidad del secretario de organización, David Serra, a quien también le ha salpicado de forma directa el caso Gürtel. La decisión de apartar a Costa obliga a hacer cambios tanto en el partido como en el grupo popular en las Corts.

El comunicado pilló a Costa camino de León. El número dos del PP, por la mañana tras finalizar el acto institucional, comentó que se iba de puente a hacer el camino de Santiago y que el martes estaría en su puesto, en la junta de portavoces de las Corts. No fue a la recepción oficial y apagó el móvil.

La decisión se produce después de la resistencia numantina del ya ex secretario general a ser el cabeza de turco de un escándalo que también apunta al vicepresidente primero del Consell, Vicente Rambla, la persona que, según el sumario, sería el interlocutor del Consell con los cabecillas de la trama. El conseller aseguraba ayer que nadie le había pedido la dimisión. Su entorno apunta que, con todo, las conversaciones demuestran que su relación con "El Bigotes" no era prescisamente de amistad. Está por ver si el cese de Costa hará de cortafuegos.

Mientras tanto, varios dirigentes populares se mostraban ayer en privado descontentos por la forma en que en Camps está gestionando la crisis y señalaban que la tardanza en tomar decisiones ha erosionado seriamente su imagen e, incluso, su liderazgo.