El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha anunciado hoy una reducción de cinco puntos en el Impuesto sobre Sociedades para las empresas con menos de veinticinco trabajadores cuya facturación no alcance los cinco millones de euros al año y que mantengan o aumenten su plantilla.

El presidente del Gobierno también ha anunciado que esta rebaja tendrá su "reflejo equivalente" en el Impuesto sobre la Renta de los autónomos que mantengan el empleo de sus asalariados.

En su discurso del debate sobre el estado de la nación, Zapatero ha explicado que esta rebaja se aplicará durante tres ejercicios y ha detallado que se aplicará sólo a aquellas empresas que cuando acabe 2009 demuestren que han mantenido o mejorado su plantilla media con respecto a la de 2008.

También podrán acogerse a este beneficio las entidades que mejoren su plantilla en 2010, ha añadido el presidente, cuyas palabras han sido acogidas con aplausos de los diputados socialistas.

Zapatero ha apuntado que el Gobierno tomará estas medidas porque, aunque las pymes y los autónomos son los principales generadores de empleo, no pueden acogerse a los expedientes de regulación de empleo de suspensión, que se están revelando "útiles" para evitar la destrucción de empleo en las empresas medianas y grandes.

Además, ha señalado que esta rebaja se decide ahora por el "escenario menos favorable en el que estamos entrando", y porque es en este momento cuando puede servir "verdaderamente" de estímulo para evitar la destrucción de puestos de trabajo.

Rodríguez Zapatero ha recordado que esta actuación se une a los 30.000 millones de reducción fiscal aplicados desde 2008 y que ha contribuido a que la presión fiscal de España, "en el 33 por ciento, se sitúe por debajo del promedio europeo".

El presidente del Gobierno abrió este mediodía en el Congreso la vigésima edición del Debate sobre el estado de la Nación resumiendo la situación económica con la que se encontró al llegar al Gobierno, en 2004, y un análisis de los efectos de la crisis.

A su llegada al Congreso, Zapatero fue preguntado por los periodistas si se sentía animado ante este debate, el cuarto que afronta como presidente del Gobierno. "Sí", fue todo lo que dijo. Después de que el presidente del Congreso, José Bono, abriera la sesión y tomara juramento a dos nuevos diputados, Zapatero subió a la tribuna y comenzó su discurso entre aplausos de sus correligionarios socialistas.

A esa hora, el hemiciclo del Palacio de la Carrera de San Jerónimo estaba repleto, con todos los miembros del Gobierno en el banco azul, encabezados por los vicepresidentes María Teresa Fernández de la Vega, Elena Salgado y Manuel Chaves.

Mezclados entre los diputados estaban senadores de distintos grupos, como los portavoces del PSOE y del PP en la Cámara Alta, Carmela Silva y Pío García Escudero, respectivamente. Estaba igualmente la secretaria de Organización del PSOE, Leire Pajín. En las tribunas de invitados se pudo ver también al presidente del Senado, Javier Rojo, y al presidente de Aragón, así como a la esposa del presidente, Sonsoles Espinosa, y al padre de Zapatero.

Después de la intervención del presidente del Gobierno, la sesión se interrumpirá para reanudarse a las cuatro de la tarde, cuando intervengan los portavoces de la oposición de mayor a menor número de diputados, empezando por el líder del PP, Mariano Rajoy.